Como el cine está plagado de películas que hablan de virus fulminantes y apocalípticos, y también está lleno de películas con viajes en el tiempo, he tenido que esforzarme por encontrarle la gracia a un argumento tan repetido.

Y si tengo que sacar una conclusión, lo que me ha resultado más interesante de la película ha sido el tema de la gente loca, o inestable, o desequilibrada, como le queramos llamar. De hecho, poco a poco dejó de interesarme si Bruce iba o venía en el tiempo o si el ejército de los 12 monos hacía esto o aquello: lo que realmente me empezó a gustar fue cómo todo está planteado desde la inestabilidad mental y de cómo eso condiciona el comportamiento humano colectivo; a la gente que le falta un tornillo se le tiene más miedo, y eso que está demostrado que en el mundo hay muchas personas cuerdas haciendo mucho más daño. No sé si ese era uno de los propósitos de la película y por eso pusieron como compañera del protagonista a una psiquiatra. Me da igual, la cuestión es que ver a Brad Pitt haciendo de pirado está muy bien, y las escenas en el manicomio son geniales.

Y sí, sí, acepto que la trama mantiene un cierto suspense, eso es innegable, y plantea algunas dudas existenciales, pero tampoco es como para tirar cohetes. No hace falta ver esta película para plantearse cosas similiares.

De todas formas, las actuaciones son muy buenas, realmente muy, muy buenas. Quizá con otro reparto esto hubiera sido un fiasco, quién sabe.