Lo lamento, pero Syriana no es cine. Y lamento tener que decirlo, pero es así.
Un ejercicio de pedantería como pocas veces se ha visto en el cine venido de EE.UU. aunque disfrazado, eso sí, bajo la apariencia de una película de acción, según reza su campaña promocional. Pretende pasar por una película de contenido político, pero es como un episodio largo de Falcon Crest con un motaje nefasto. La localización cambia tantas veces como en seis capítulos juntos de Expediente X. Unas interpretaciones mediocres (no me creo lo del óscar de Clooney, ya ven) y una trama que se cae a los cinco minutos de la película. Absolutamente predecible y cabos sueltos. Una banda sonora de videojuego barato.
No me intenten pasar por pogres que se suman al cine social, señores, que lo que me venden es un tostón.
¿El resultado? El 90% del cine roncando y el 10% restante metiéndose mano.
Claro está.