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España España · Madrid
Voto de colme95:
7
Drama En el Sur del planeta, el nivel de las aguas está subiendo vertiginosamente y todos los diques se hunden. Al mismo tiempo, los animales salvajes vuelven de sus tumbas. Esta es la historia de una niña de seis años que vive con su padre en un lugar aislado del mundo. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2014
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Esta es una de esas películas que desde la simpleza pretenden llegarte al corazón. Pero no se queda en ese melodrama, tienes que evitar que la superficie te retenga y sumergirte en las profundidades del film para poder exprimirla al 100%. La película ofrece más de lo que enseña, está repleta de metáforas que hacen referencia desde a la debilidad o al miedo hasta la separación entre dos mundos. Es de agradecer que el cine independiente se haya hecho oír, tanto en festivales (4 nominaciones Oscars y 1 al BAFTA) como en salas (12mill.$ en USA), otro claro ejemplo de que cuanto más ajustado sea un presupuesto (2mill.$) mejores son los resultados.

No puedo hacer ninguna comparación de esta obra con las predecesoras del director, porque son películas... raras y que yo ni he visto ni tengo intención de hacerlo. Benh Zeitlin ha demostrado soltura para grabar en entornos hostiles (como el de la miseria sumada a una catástrofe natural), para representar todas las caras de la pobreza (desde la despreocupación por las banalidades materiales hasta la angustia por la subsistencia), y para la presentación de personajes a los que va desmontando a medida que se van desarrollando los hechos. La fotografía es magistral, nos sentimos parte de la vida rutinaria y las desdichas de los protagonistas. La banda sonora capitanea la película exaltando el dramatismo narrativo.

La niña protagonista es simplemente una ACTRIZ con tan solo 10 años, más actriz de lo que muchas asentadas en Hollywood llegan a ser. Quvenzhané Wallis (la niña) no hace una interpretación compleja y detallada, simplemente porque su personaje no lo requiere, pero en su sencillez expresa todo por lo que ha pasado una cria que ha crecido en la miseria más absoluta. Dwight Henry ha sido la otra alegría, un actor sin prácticamente currículum que ya es solicitado por los grandes (Steve McQueen: 12 años de esclavitud); da vida a un padre que sin nada no solo tiene que mantener a su hija sino prepararla para su propia autodepedencia, en apariencia es un personaje predecible que se va descomprimiendo a medida que pasan los minutos obligándonos a retractarnos en nuestro desprecio inicial para acabar con empatizando con él.
colme95
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