Esta película está indudablemente bien rodada, con un blanco y negro muy elegante, ofrece un conjunto de imágenes de archivo muy interesantes, refleja con acierto los comienzos de la TV (cuando la radio aún era el medio de comunicación clásico -ahora lo es la tele y la novedad es internet- y las cadenas eran negocios familiares) y tiene un mensaje más que apreciable: no hay que tolerar que nadie se vea perseguido y sus derechos naturales violados, aunque creas que no tienen razón o los consideres un peligro. Pues cuando los defensores de la democracia la defienden comportándose de modo anti-democrático, pasan a ser un peligro igual de grande para la causa de las libertades que dicen defender.
Ahora bien, lógicamente no es perfecta. Los personajes carecen de vida más allá de su papel en el enfrentamiento entre Murrow y McCarthy (y los que la tienen, el matrimonio que finge en su lugar de trabajo, no aporta nada), lo cual hace que estés despegado y no te conmuevas al ver lo que les pasa (spoiler), y muchas referencias a personas, cosas y sucesos no les serán conocidos a un espectador no estadounidense.

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