Es increíble lo que se puede hacer con un guión simplón y un director fuera de lo corriente. Shyamalan, gusten más o menos las películas o las historias que en ellas recrea, es un hombre nacido por y para el cine. Consigue llevar un guión que no va más allá de un simple cuento de niños (y además, incluso como tal no es precisamente brillante...) a una película con una ambientación, imágenes, ambientación musical y caracterizaciones fantásticas.

Este es el trabajo de un genio. Sin ingredientes brillantes nos brinda una fantástica película. Si en España sacáramos directores así no nos andaríamos preguntando por el estado del cine español, ni intentaríamos defenderlo con producciones como Alatriste.

Viva Shyamalan. Que dure muchos años.