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Voto de Revistero Bill:
10
13 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año '88, la Movida estaba exhalando sus últimos estertores y Almodóvar se coronaba como rey de la posmodernez vacua y superficial. Malos tiempos para directores adelantados a su tiempo como Juan Alcázar en esta producción, que entronca más con el posterior cine 90's de autores como Médem, Calparsoro o Bajo Ulloa, tanto por planteamiento como en el plano estético. Por desgracia se quedó en tierra de nadie, condenado al ostracismo.
En los USA tuvieron a Johnny Cash como figura del Star System que a pesar de esa condición y de su profunda raigambre conservadora, no tuvo reparos en plantear denuncias a nivel social basadas en su origen humilde y trabajador. El Fary pudo ser nuestro Johnny Cash, pudiendo haber sido Ojos sin luz el pistoletazo de salida a una más que digna carrera como actor, pero chocó con las mentes obtusas de los macheteros de la crítica, más pendientes del criterio impuesto a sangre y fuego por Pilar Miró que de apreciar obras como ésta, realizadas desde la coherencia y la verdad. Su trabajo en este film es mayúsculo, todo un tour de force interpretativo lleno de matices pero a la vez contenido y sereno.
El espectador sabrá apreciar en la dicotomía del Fary entre las dos mujeres a un hombre de su tiempo atrapado entre dos Españas del tardofelipismo: la del pelotazo y la de los perdedores de ese desarrollo, papel magistralmente encarnado por Berta Singerman en el papel de chica invidente.
En los USA tuvieron a Johnny Cash como figura del Star System que a pesar de esa condición y de su profunda raigambre conservadora, no tuvo reparos en plantear denuncias a nivel social basadas en su origen humilde y trabajador. El Fary pudo ser nuestro Johnny Cash, pudiendo haber sido Ojos sin luz el pistoletazo de salida a una más que digna carrera como actor, pero chocó con las mentes obtusas de los macheteros de la crítica, más pendientes del criterio impuesto a sangre y fuego por Pilar Miró que de apreciar obras como ésta, realizadas desde la coherencia y la verdad. Su trabajo en este film es mayúsculo, todo un tour de force interpretativo lleno de matices pero a la vez contenido y sereno.
El espectador sabrá apreciar en la dicotomía del Fary entre las dos mujeres a un hombre de su tiempo atrapado entre dos Españas del tardofelipismo: la del pelotazo y la de los perdedores de ese desarrollo, papel magistralmente encarnado por Berta Singerman en el papel de chica invidente.