Tenía miedo de ver la cuarta parte o quizás la “quinta” parte de esta película que tan buen sabor de boca me dejó con la primera y sobre todo con su segunda parte.
Shrek comenzó siendo una de las películas de animación con personalidad propia marcando ya un estilo de un cine de animación entre dos caminos, un cine dirigido a los niños y a los adultos.
Las dos primeras películas están marcadas por un carácter muy personal que servirán de esencia de las otras partes, aunque la esencia de todo es, ganar dinero con una historia que ya se sabe de primeras que será una película un tanto comercial pero también con mucho menos éxito que las otras anteriores.
Hacer una parte más de esta historia supuso un auténtico riesgo pues las dos anteriores han sido un fracaso ya que han querido sacar el jugo a una historia que ya no daba más de si.
Aprovechando la novedad del 3D estamos antes una historia que se puede ver con gafitas y esas cosas pero que prefiero verla al natural y disfrutar de la película tal como es.
Nada más comenzar a verla se que veré a los mismos personajes de las partes anteriores igual de entretenidos y sin ninguna nueva aportación, escucharé canciones super populares y entretenidas y todo tendrá la misma esencia que en partes anteriores pero...hay que buscar algo nuevo, el entretenimiento.
Esta vez la historia es agradable e incuso profunda pero nada original pues...¿qué sería de nosotros si no hubiésemos nacido?, la respuesta es muy fácil, tienen que ver, Qué bello es vivir y verán que la historia no es nada original.
Sabiendo que la historia siempre presentará ese lado profundo “barato” de lágrima fácil resulta agradable y uno sale del cine con un buen sabor de boca y ¿no se trata de eso a veces?
A eso voy, la película presenta ese lado repetitivo pero no deja de ser entretenida y divertida que despierta en el espectador desde la risa y la carcajada hasta la lágrima fácil y barata, ¿es eso malo?
Una vez más Shrek ha vuelto a despertar en el espectador el interés por sus historias.