El realizador Tom Tykwer nos ofrece un "thriller", en el que está presente el tema financiero, pero está integrado de forma coherente en la trama que nos introduce de la mano de Salinger (Clive Owen), un agente de la Interpol, que va tras la pista de un poderoso banco, al parecer implicado con el tráfico de armas. El realizador construye una sólida y espesa intriga alrededor de los intereses bancarios que va desenredeando el policía a medida que avanza en su investigación.

El film está construido a medio camino entre el "thriller" tradicional y la acción más moderna. El desarrollo de la acción sigue las pautas del film de intriga de aire político típico en los años 70, en los que un personaje se veia envuelto en medio de una compleja madeja de oscuros intereses que apuntaban hacia las más altas esferas del poder. El grupo que persigue Salinger se trata de tipos trajeados que desde sus elegantes despachos, consiguen controlar en la sombra paises enteros, estando presentes en todos los estratos de la sociedad, sin que ésta sea capaz de percibirlo. En el fondo el crédito es la base de la economía, y sobre esta base, el realizador nos explica una compleja trama, bastante coherente. Salinger pese a su tenacidad, parece asumir que se trata de una batalla perdida de antemano, lo que no le impide luchar por llegar hasta el final. La atmósfera que rodea a Salinger, así como los breves apuntes de su vida personal, dan al espectador ese aire de pesimismo que se va apoderando del film de forma sutil.

A una intriga que cada vez se va aclarando más, Tykwer le añade unas dosis de acción de lo más espectacular y a la vez dosificada. Es cierto que estéticamente tiene ciertos puntos de contacto con la saga Bourne y sucedáneos (también aquí hay una persecución por diversos países del mundo), pero el director busca su propio camino, sin abusar de la acción, pero con excelentes secuencias perfectamente estudiadas.

El film es realmente muy entretenido, la trama está muy bien construida, tanto que ni siquiera necesita establecer una relación más allá de lo profesional entre Salinger y la ayudante del fiscal Eleanor (Naomi Watts). Owen consigue mantener el film prácticamente él solo, dejando al resto de personajes el espacio justo como para complementar su personaje.

Sin renunciar a los aspectos más puramente comerciales, el realizador alemán Tykwer nos ofrece una densa intriga cuyas bases principales tienen más que ver con el pasado, como las películas conspirativas de los años 70, pero al que el realizador sabe dotarle de elementos más verdaderamente modernos, unas buenas y contadas dosis de acción y una estética muy personal, consiguiendo una variedad de atmósferas jugando con el itinerario físico del film, con una puesta en escena en la que predominan los colores fríos, con los que transmite externamente la sensación de desaliento que siente su protagonista.