Después de retomar la saga que más famoso (y más rico) le ha hecho, George Lucas ofrece la segunda parte de esta segunda trilogía, en la que nos narra la historia anterior a la que nos contó en los 80. Después del inicio, Lucas da un salto en tiempo para mostrarnos al joven aspirante a jedi Anakin Skywalker (Hayden Christensen), y a su maestro Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor), envueltos en una compleja trama política que tendrá importantes repercusiones.

Tras una primera parte en la que Lucas mantenía una trama prácticamente infantil, en esta segunda parte el hilo argumental es algo más serio, enrevesado e incluso más sombrío, vemos los primeros escarceos del joven Anakin con el lado oscuro de la fuerza y su relación con la princesa Amidala.Si bien respecto a los efectos especiales, movimiento y acción no se le puede poner ningún pero a esta película, argumentalmente el film tiene un guión al que le falta más de un hervor, siendo bastante simplón y previsible, y la elección de Christensen como Anakin no ha sido la más acertada, y ni siquiera la presencia de McGregor, Samuel L. Jackson o Christopher Lee lo pueden solucionar.

Los fanáticos de la saga tendrán sus buenas raciones de peleas a espadas laser con alguna que otra secuencia de los caballeros jedi luchando a brazo partido contra los malos, pero una vez se apagan todas las luces y artificios, no hay gran cosa detrás que la envuelva adecuadamente.