Qué horrible pecado habrá cometido Andrew Niccol, responsable de dos grandes películas como Gattaca o Simone (y otra bastante notable como In Time), para acabar teniendo que dirigir esta cosa.
Claro que, partiendo de un absoluto tostón como es la novela de Stephenie Meyer, tampoco se podía hacer mucho más. Qué se puede esperar de la autora de Crepúsculo, por otra parte (una autora, por cierto, absolutamente perdida y de quien nadie se acuerda ya hoy...).
La huésped es quizás no sólo una de las novelas más aburridas que uno se pueda echar a la cara, sino también una de las menos apropiadas para ser adaptadas al cine. Tener a la protagonista hablando durante dos horas con una voz en off no es una buena idea, y menos aún si se acompaña de tedio generalizado, actores jóvenes que no mueven un músculo de la cara (los chicos... la pobre Saoirse Ronan, actriz de probadísima calidad, apenas puede hacer nada con esas lentillas o efectos que le han puesto en los ojos), otros actores que ponen cara de no saber muy bien qué hacen ahí y parecen esperar el momento de ir a cobrar d euna vez su cheque (William Hurt... Frances Fisher...) y una de las estéticas más feístas que se recuerdan (las cuevas).
Tremebunda.

Lo mejor: Que se acaba
Lo peor: Todo lo demás