Después del patinazo de Donde viven los monstruos, Spike Jonze vuelve a lo que mejor sabe hacer con su primer guión firmado en solitario: el cine independiente lleno de encanto con una historia sobresaliente y donde la rareza y lo comercial se dan la mano con admirable armonía.
Recuerda un poco Her a Lars y una chica de verdad, aquella encantadora aunque mediocre cinta protagonizada por un Ryan Gosling que se enamoraba de una muñeca hinchable. La soledad del protagonista, la relación que comienza con un ente que no está vivo y por supuesto la rareza y el carácter independiente de la propuesta son compartidos entre ambas producciones. Pero mientras que la película de Craig Gillespie no pasaba de ser una peliculita con encanto, Her es una lección de guión y de control del diálogo de Jonze, y por supuesto una muestra de que aún es posible innovar dentro de la comedia romántica.
Her es una gozada, y lo es porque la originalidad brilla por todas partes. Está en la reflexión acerca de la necesidad de amar y la felicidad por sentirse amado, en los diálogos entre Samantha y Theodore, en la hábil mezcla de comedia y drama, en la ternura y el enorme encanto que desprende toda ella. Es una de esas películas que ponen una sonrisa en la cara del espectador, de las que provocan risa y lágrimas. Una película, en una palabra, bonita. Y buena, muy buena, llevada en solitario en muchos momentos por un Joaquin Phoenix en estado de gracia derrochando versatilidad en un personaje mucho más frágil, apesadumbrado y enamorado que los habituales tipos duros de su repertorio.
Además de Phoenix, no conviene olvidarse de la siempre excelente y camaleónica Amy Adams, aquí fea como ella sola y dando vida a una mujer bastante peculiar, ni por supuesto tampoco de una estupenda Rooney Mara (atención a la escena en que se entera de la relación de Theodore y Samantha). Mención aparte merece Scarlett Johansson, que regala a todos aquellos que vean la cinta en versión original un excelso trabajo vocal que le ha valido premios como Mejor Actriz Secundaria a pesar de que no aparece físicamente en pantalla en ningún momento. No es una exageración. Johansson se luce con su aportación a la película, y vuelve a quedar claro que donde obtiene los mejores resultados y donde más satisfacciones da al respetable es en el cine independiente. Vamos, que por cada Vengadores o Nanny Diaries debería hacer cinco o diez Don Jon, Lost in translation o Ghost World, porque es que no hay color.
En definitiva, una comedia romántica que se sale de la norma, lo cual ya merece un aplauso, y además una película con enorme encanto y magia y unos cuantos de los mejores diálogos escuchados en 2013.

Lo mejor: La historia, divertida y emotiva a partes casi iguales (vence lo segundo), y el trío Phoenix-Johansson-Adams.
Lo peor: El ritmo sufre constantes altibajos debido a un metraje alargado en demasía. La idea es muy buena, pero tampoco daba para dos horas de película.