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Voto de Sibila de Delfos:
8
Thriller. Drama Boston, años 70. El agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) convence a Whitey Bulger (Johnny Depp), un mafioso irlandés que acaba de salir de la cárcel, para que colabore con el FBI con el fin de eliminar a un enemigo común: la mafia italiana. Esta nefasta alianza provoca una espiral de violencia que permite a Whitey eludir el control de la ley, consolidar su poder y convertirse en uno de los más implacables y poderosos gangsters ... [+]
9 de octubre de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Black Mass, una de las cintas más notables e interesantes del año.
Muy al estilo de Infiltrados, con la que tiene bastantes puntos en común, Scott Cooper ha rodado un thriller criminal de los de antes, de los setenteros, de los que combinaban tan bien la acción y la violencia típicas e estas historias con un excelente diseño de personajes y diálogos complejos e interesantes. En honor a la verdad, por alguna razón la historia no consigue ser tan fascinante ni interesante para el espectador como la de otros thrillers similares, pero qué duda cabe de que, en un mundo cinematográfico tan adocenado como este (donde casi todo son secuelas, precuelas, remakes, reboots y adaptaciones), un producto como Black Mass es como maná caído del cielo por su seriedad, elegancia y buen hacer. El ritmo es un tanto irregular y no todas las escenas son necesarias, pero tiene una docena de momentos de gran intensidad que compensan esos ratos más flojos (el final, el asesinato que Whitey comete en una habitación, todas las escenas enrte Whitey y su esposa, la bronca que se lleva Connolly por su tibieza hacia las actividades mafiosas de su amigo) y en conjunto es una cinta verdaderamente notable.
Entre los actores, no nos podemos olvidar de un Joel Edgerton estupendo, que plasma perfectamente la dualidad de su personaje y su permanente conflicto entre su condición de agente del FBI y la de amigo íntimo de Whitey. Dakota Johnson es otra que, en apenas tres o cuatro escenas, pone de pie a la platea con esa mirada y esa intensidad desgarradora con la que dice sus frases. Ojo, que ha nacido una estrella, más allá del fenómeno 50 Sombras. Pero el amo y señor de la función es Johnny Depp, y esto sí que es una sorpresa, muy agradable, por cierto. El actor de Piratas del Caribe lleva unos años espantosos, conformándose con su ya clásico rol de Jack sparrow y haciendo todo tipo de personajes caricturescos a cada cual más ridículo en los que, por supuesto, siempre lleva algún disfraz o maquillaje estrambótico (último y traumático ejemplo: Mortdecai). Aquí vuelve a llevar un maquillaje que lo deja prácticamente irreconocible, pero tanto da porque su transformación es una delicia de ccontemplar. Depp nos recuerda aquí a todos y también a sí mismo algo que se había olvidado entre tanto Sombrerero, vampiro, pirata y demás: el protagonista de Sleepy Hollow, cuando quiere, es un excelente actor. Pero tal cual. Lástima que no siempre le apetezca. Aquí, Depp realiza un trabajo afinadísimo y verdaderamente extraordinario, como si fuera un Stradivarius que lleva demasiado tiempo sin ser tocado. Todas sus virtudes como intérprete, abandonada su sobreactuación y su afán de protagonismo, afloran de una manera simplemente extraordinaria. Él es Whitey, no Johnny Depp interpretando a Whitey. Cuando amenaza, cuando ríe, cuando habla casi en susurros, cuando discute con su mujer, cuando mata, todas sus acciones están revestidas de un halo de amarga tenebrosidad que es mérito única y exclusivamente del intérprete de Eduardo Manostijeras, de sus ojos coronados por lentillas azules y de esa mirada implacable y esa expresión corporal tan peculiar que ha logrado. Que a nadie le sorprenda si Depp es uno de los nominados a todo en este año de premios, porque esto es una vuelta por todo lo alto (esperemos) al camino de la excelencia que jamás debería haber abandonado.
En definitiva, un buen thriller criminal para los que añoren ese estilo setentero que últimamente no aparece mucho por la pantalla.

Lo mejor: Su estilo narrativo y un espectacular Johnny Depp.
Lo peor: El ritmo es irregular y la historia no resulta tan atractiva como la de otras cintas similares.
Sibila de Delfos
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