Impresionante debut el de Michael Pearce en la dirección con Beast. Cabe esperar grandes cosas de este realizador en el futuro.
Beast es una historia de dos jóvenes perdidos, basculando entre el bien y el mal, que aman y odian con una pasión arrebatadora. Pero sobre todo es una historia sobre la capacidad que tiene el ser humano para hacer el mal a sus semejantes, y cómo a veces sólo hace falta un pequeño paso para descender en espiral a los abismos más negros del alma humana. Eso es lo que representan Moll y Pascal, enfrentados, enamorados, envueltos en una historia cada vez más negra y más terrible. Ayuda, sin duda, la excelente fotografía de la película, el pulso de Pearce tras la cámara y, por supuesto, las excepcionales interpretaciones de Johnny Flynn y sobre todo Jessie Buckley, que están fabulosos como los criminales amantes.
Mantiene la tensión hasta el final y culmina con un final difícil de olvidar, este canto a la oscuridad del hombre y al diablo que se puede ocultar bajo la piel, que a veces camina a nuestro lado por la calle disfrazado de virtuoso.

Lo mejor: Su descripción de la capacidad para el mal que habita en el ser humano, y las interpretaciones de Johnny Flynn y Jessie Buckley.
Lo peor: Le falta un poco de intensidad y ritmo en su primera media hora.