El problema de la gran boda es que no sabe aprovechar su potencial. Que tampoco es que fuera enorme, teniendo en cuenta que es una especie de mezcla entre la saga Los padres de ella y todas las películas que ha habido y habrá de "chico conoce a familia de chica" o viceversa. Pero queda la sensación de que en manos de alguien como David O. Russell, por ejemplo, el resultado hubiera sido diferente, e incluso podría haber sido "oscarizable". Quién sabe.
Tal cual es, la película de Justin Zackham se salva mínimamente por el excelente reparto que se ha reunido delante de la cámara. Por supuesto, el atractivo principal son Robert De Niro, Diane Keaton y Susan Sarandon, que pese a los altibajos en sus respectivas carreras (sobre todo los dos primeros), siempre se mantienen en buena forma y aportan innegable carisma. Pocas películas pueden presumir, además, de tener en el reparto a intérpretes de sobradísima calidad como Amanda Seyfried o Topher Grace, a una comediante como Katherine Heigl, al mismísimo Robin Williams, o a Ben Barnes, aunque este último esté algo soso (cosa que le ocurre si no tiene un personaje bien potente detrás, como en Westworld). Sin embargo, la vagancia creativa y narrativa es tan grande que no permite darle el aprobado a una cinta que podría haber sido mejor de lo que es y que se sustenta en un conjunto de tópicos mil veces visto, incluido el del idioma y las barreras lingüísticas y culturales.

Lo mejor: Los actores
Lo peor: Está tan vista...