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Voto de Sibila de Delfos:
8
Drama Explora la relación que mantuvieron el Papa Benedicto XVI y su sucesor, el Papa Francisco, dos de los líderes más poderosos de la Iglesia Católica, que abordan sus propios pasados ​​y las demandas del mundo moderno para que la institución avance.
21 de diciembre de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dos papas es una película encantadora y emotiva, basada en la relación entre Joseph Ratzinger, es decir, Benedicto XVI, y Jorge Mario Bergoglio, Francisco, los dos últimos pontífices de la Iglesia Católica.
El acierto de Fernando Meirelles, aparte de su muy elegante y cuidada dirección (atención a los planos con los que comienza la película, o a cómo filma los momentos previos a la salida al balcón de Francisco en su primera aparición como Papa), es poner el foco en la humanidad de los dos personajes. Antes que sacerdotes, cardenales o Sumos Pontífices, Ratzinger y Bergoglio son dos personas, con sus fortalezas y debilidades, con sus puntos en común y sus divergencias, pero que logran encontrarse y entenderse en el camino (atención a las escenas durante los créditos finales, un momento lleno de simpatía e incluso ternura). Así, es la tremenda humanidad de los personajes la que cautiva al espectador, independientemente de lo que piense de los papas reales. La película quizá no será una de las mejores del año, y desde luego no es perfecta (se pierde un poco en los flashbacks sobre la juventud de Franciso), pero sin duda cumple con su propósito de ser una visión emocionante y sobre todo muy humana y sincera de dos de los hombres más influyentes de lo que llevamos de siglo XXI.
Pero sin duda, la gran razón para ver esta película es disfrutar del talento de dos monstruos como son Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, que, si hay justicia, estarán en la terna de todos los premios del año. Hopkins compone un Ratzinger bastante más amable de lo que han reflejado los medios de comunicación durante su pontificado, mientras que Pryce hace un Bergoglio tremendamente humano y algo atormentado, mientras exhibe un perfecto dominio de lenguas (aunque parece ser que lo doblaron para lograr el acento argentino).
Una bella historia sobre redención, tolerancia y perdón.

Lo mejor: Hopkins y Pryce, fabulosos ambos, la realización de Meirelles y su capacidad para emocionar.
Lo peor: Los flahbacks son irregulares y aportan minutos de relleno.
Sibila de Delfos
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