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Voto de Sibila de Delfos:
9
Comedia A pesar de tenerlo todo, J. (Sbaraglia) está bajo los efectos de una gran depresión. En cambio, E. (Fernández), que no posee más que un gato, vive apaciblemente a pesar de haber tenido que volver a casa de su madre. S. (Cámara) intenta volver con su mujer (Segura) dos años después de su ruptura. G. (Darín) recurre a los ansiolíticos para intentar comprender por qué su mujer tiene una aventura. P. (Noriega) pretende seducir a una ... [+]
6 de abril de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inteligentísima y realista reflexión de Cesc Gay sobre las inseguridades y problemas de los hombres en torno a los 40-45 años.
Es un lujo encontrarse con guiones como el de Gay para esta película. El parentesco se nota con En la ciudad, y es una maravillosa noticia. El de Una pistola en cada mano es un libreto lleno de inteligencia, de verdad, de realidad, de ternura, de diversión y de acidez. Sin duda lo mejor son las sorpresas que introducen Gay y Aragay, que dan un giro de 180 grados a todo lo visto hasta ese momento, en un alarde de frescura y originalidad.
Por supuesto, no se puede hablar de la película sin mencionar al extraordinario grupo de actores que ha logrado reunir Gay. Ex extraordinario ver cómo el realizador saca lo mejor incluso a los más irregulares (Cayetana Guillén Cuervo, Jordi Mollà y sobre todo Eduardo Noriega, poco acostumbrado a dar vida a tipos tímidos e inseguros), y lleva hasta el infinito y más allá a los maestros: Darín (en un poco habitual rol traumatizado y pusilánime), Cámara, San Juan, Watling, Tosar, Segura, Fernández, Sbaraglia y Peña. Todos aportan una gran naturalidad y un derroche continuo de talento a las palabras de los guionistas. Lo de Candela Peña concretamente es espectacular. Pedazo de actriz como la copa de un pino que es la de Gavà (no es novedad, pero siempre viene bien recordarlo), y merecidísimo Goya el suyo.
La película sólo tiene un defecto, que es la estructura. Cada una de las historias tiene su espacio, ocurren en orden y tienen su principio y su final sin que se interrumpa su desarrollo en ningún momento. Seguramente, la narración hubiese sido más dinámica si se hubiesen entremezclado las historias, como Gay hizo con En la ciudad. La verdad es que es un desperdicio dramático importante no reunir a todos los personajes antes del final.
Pero quitando ese pequeño fallo, Una pistola en cada mano es una película casi redonda, de esas que de puro sencillas acaban siendo las mejores y las que más llegan.

Lo mejor: Todos los actores, sin excepción (hasta Noriega está bien), y el guión de Cesc Gay y Tomás Aragay, por la inteligencia y el realismo que despliegan.
Lo peor: Falta algo de fluidez.
Sibila de Delfos
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