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Voto de Sibila de Delfos:
9
Thriller. Drama Keller Dover se enfrenta a la peor de las pesadillas: Anna, su hija de seis años, ha desaparecido con su amiga Joy y, a medida que pasa el tiempo, el pánico lo va dominando. Desesperado, decide ocuparse personalmente del asunto. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar para averiguar el paradero de su hija?
17 de noviembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denis Villeneuve parece querer convertirse en Prisioneros en una suerte de discípulo aventajado del David Fincher de Zodiac, esa (casi) obra maestra del thriller criminal. Su puesta en escena, fría, que tan bien aprovecha la fotografía gélida y oscura de Roger Deakins, y tan planificada y elegante (ver el plano en que Loki persigue por el bosque a un atacante) parece calcada de la de Fincher en la película antes mencionada. Del mismo modo, el guión de Aaron Guzikowski camina parejo al de Steve Zaillian para Zodiac, por lo bien escrito que está, el cuidado que pone en cada uno de los diálogos (atención a la conversación en el coche entre Keller y Loki, o el momento en que los Birch descubren lo que está haciendo Keller en la casa heredada de su padre). En resumidas cuentas, Prisioneros es un poderoso thriller que brilla en todas sus facetas, por sus cuatro costados, y una de las películas recientes que mejor han reflexionado sobre el dolor y lo que los seres humanos son capaces de hacer cuando se ven atenazados por él. Es una película que se cuece sin prisa, a fuego lento, y que hay que disfrutar paso a paso, saboreando sus ilimitados detalles, sus constantes muestras de genio, su extrema dureza y el tono apasionado a la par que tétrico con el que la historia está contada. No es perfecta, porque el momento en que se descubre todo el misterio es en el que el castillo de naipes se viene un poco abajo (la explicación del secuestro y quién es responsable de él es un tanto decepcionante y bizarra, aunque quizás se quiso hacer así para evitar los convencionalismos).
Párrafo aparte merece el soberbio y extraordinario plantel de actores que ha logrado reunir Villeneuve. No hay palabras para definir lo que han conseguido, como grupo e individualmente. O tal vez sí... Terrence Howard muestra una fragilidad emocional que pocas veces tiene la oportunidad de interpretar, Viola Davis mira con los ojos vacíos de quien ha quedado insensibilizado por la tragedia, Maria Bello es la enfermedad y tristeza más absolutas, Paul Dano personifica el terror del supuesto culpable que se ve en manos de un hombre roto de dolor e ira, Melissa Leo... bueno, no se puede hablar de Melissa Leo sin destripar parte del argumento, pero lo que hace es espectacular. Y por supuesto, los dos grandes protagonistas. Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Jake Gyllenhaal, Hugh Jackman. El australiano está simplemente sobrenatural en su retrato de un hombre al límite que se convierte en monstruo debido a la desesperación, mientras que el de California demuestra una vez su solvencia a la hora de afrontar cualquier tipo de personaje en su encarnación de la ley que nunca se da por vencida aunque se sienta impotente. Una ley que ya quisiéramos que apareciese más a menudo...
Sólo cabe esperar que la temporada de premios no se olvide de este reparto ni tampoco de una película tan brillante y redonda. Todo un triunfo.

Lo mejor: El reparto. Uno de los mejores vistos en años. Y por supuesto la enorme inteligencia con que se va desgranando la historia, así como su tono adulto y demoledor.
Lo peor: La explicación del secuestro es un tanto rebuscada y decepcionante.
Sibila de Delfos
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