Sleepers trata, como Spotlight, el espinoso tema de los abusos a menores indefensos. En este caso, el foco no se pone en la iglesia (la cual, en esta historia, es una aliada de los chicos, encarnada en el personaje de Robert De Niro), sino los reformatorios juveniles y sus crueles guardias de seguridad.
Así, Barry Levinson (con una carrera a sus espaldas llena de títulos tan eclécticos como Rain Man, Good Morning Vietnam, Bugsy o La cortina de humo), compone un drama legal muy elegante, sobre las consecuencias que esos abusos pueden tener en los que los sufren y dónde termina la justicia para convertirse en venganza. Hay que destacar también el excelente trabajo de los actores adultos, entre los que destacan Brad Pitt, Billy Crudup o Ron Eldard y Jason Patric encarnando a los cuatro amigos, que se reencuentran después de muchos años tras un hecho dramático ocurrido en un bar, y los jóvenes, entre los que destaca el malogrado Brad Renfro (una lástima que tirase por la borda su vida y su carrera).
Su problema es, quizás, que es demasiado larga. Dos horas y media que, especialmente en la parte del juicio, se hacen un poco pesadas.
Con todo, un gran drama sobre el impacto que hechos terroríficos pueden tener un una vida ya adulta, y cómo la mistad, pese a todo, sobrevive y se convierte en una fuente de luz positiva.

Lo mejor: Los actores, excelentes, y la crudeza de la narración.
Lo peor: Es demasiado larga, y el ritmo se resiente.