La escena final, tras la despedida. Las caras, gestos, expresiones de los dos protagonistas es un libro abierto que se lee incluso de lejos. Cualquiera que haya tenido la suerte -o la desgracia- de vivir una situación mínimamente parecida, en la que el tiempo pasa volando y la fatídica hora de la despedida amenaza con romperte el corazón será capaz de verse retratado en uno u otro.
Son precisamente esos momentos, tras la despedida, cuando sigues pensando que el/ella aún sigue ahí, a tu lado, en la que la relajación se apodera de ti, si bien no dejas de pensar en lo estúpido de que te sientes aún sabiendo que el/ella ya se ha ido y que, quizá, ese momento no se repita nunca más.