Mis impresiones plasmadas en un puñado de puntos:

a) De vez en cuando me gusta ver películas del año en curso, para tomar el pulso a lo que se lleva por los lares actuales. Y entonces me arriesgué con la presente. Sí, un riesgo, pero que acepté viendo el 7,3 de la página que lo sustentaba. Pensé que aunque pudiera estar sobrevalorada, estaría por encima del 6, craso error pues hay una ley que no falla, previa a los estrenos, la nota siempre está inflada, mayormente por los críticos de los principales medios de difusión cinéfilos.

b) No tenía ubicado a Payne, aunque justo ahora descubro que es el responsable de "Nebraska" y "A propósito de Schmidt", dos trabajos que me parecieron meritorios. Pues no sé, supongo que en cuanto te haces famoso estás expuesto a ofrecerte al mercantilismo más acomodado, desde luego "Los que se quedan" se quedan atrás, al menos de todo lo que he visto hace tiempo.

c) Últimamente se ha normalizado el hacer metrajes largos, de más de dos horas. Ya sé que el celuloide digital es más barato que la antigua cinta cinematográfica de toda la vida, pero... ¿Es eso motivo para clavarnos, a los sufridos espectadores, estas inacabables sesiones que te hacen revolver en la butaca? ¿En qué están pensando los directores, los productores, cuando es comprobable que un guion ha dicho lo que tenía que decir en la mitad de tiempo? Se me hizo larga, larga, hasta decir basta. Pero aguanté, como un jabato, esperando esa resolución final que, en alguna ocasión, te recompone y ablanda el entrecejo... por supuesto, no llegó nunca.

d) Partamos de lo principal, el personaje del profesor de historia, Paul Hunham (P. Giamatti). Su construcción me pareció pésima. Se pretende mostrar un ser arisco y rígido, a la vez que buen tipo y sensible. Una mezcla confeccionada en un libreto sin enjundia, acomodado, mal ideado. Se nos introduce en las filosofías griega y romana que salen de su boca, como si con los simples textos nos pudieran instruir en profundidad de verdades de antes y de siempre. Pero la selección no es muy allá, además que resulta engañosa. Al identificarse el profesor con esos textos antiguos parece que nuestro hombre está profundamente imbuido de esas filosofías hasta ser capaz de hacerlas suyas, en su vida diaria. Todo lo contrario, lo que uno comprueba durante la cinta, en casi todo momento, es que este hombre no ha entendido nada.

e) Esa filosofía que parece haber nutrido la vida del profesor Hunham, por cierto, poco tiene de profunda, si la comparamos con la de los filósofos más enjundiosos de hace 2000 años. Porque nuestro profesor se ve muy abducido por la cultura romana de aquella época, que se caracterizó principalmente por la existencia de un Estado tiránico y agresor, que estableció una disciplina implacable en su ejército y en su estructura, con el fin de aplastar a todo lo que no remara a favor de sus intereses. De eso no habla Hunham, por supuesto.

f) El argumento es buenista hasta la médula. Adecuado a estas fechas navideñas en que el personal afloja la sesera, no se si producto de las músicas entontecedoras o del champán de garrafón. Es algo que late en todo momento, que se respira en las miradas, en las sucesivas escenas en las que los aportes son mínimos, en el empleo obligatorio que se hace hoy día del tema de razas o de minusvalías mentales. En la presente, Payne pisa a fondo para que aplaudamos el buen hacer de las gentes de color, en contra del explotador blanco. También había que introducir al demente en hospital y su historia conmovedora, si no, no entras en los Oscars.

g) Sobran un montón de cosas, por intrascendentes, sobre todo para el espectador. Sobra el tema de las féminas blancas y su relación con los protagonistas. Sobra la historia personal de la cocinera negra. Sobra tanta descripción de los alumnos que se quedan en el Colegio en la Navidad. Sobran tantas disputas, tantos diálogos aburridos, tantas explicaciones inanes.

h) Hablando de la moral "buenistanavideña" que inunda la cinta, sorprende la normalidad que se da al consumo de alcohol y de antidepresivos. Lamentable a mas no poder en una película que se pretende edificadora, humana y de comportamientos que buscan la ejemplaridad.

i) La verdad es que, lo que es comedia, apenas se vislumbra durante el metraje. Porque se nota desde el principio que hay una intención moralizante. Pero moralizante barata, como no podía ser de otra manera. Y la manera de inyectártela es construyendo una cinta interminable, con abundantes apariencias de humanidad, con unos personajes que se les ve "buenazos". Y es entonces que la comedia se arrastra bajo esa pretenciosidad y apenas levanta cabeza, es una comedia desinflada de humor, desinflada de contenidos que induzcan a la alegría... si lo pensamos bien, todo es penoso, solo late tristeza y amargura bajo estos personajes que están llenos de tales aspectos.

j) Llega el final, que busca la lágrima, la redención. La idea del final está sacada del libro "La filosofía perenne" de Huxley, al menos está calcada. Y está bien, una pena que no se siente el tránsito, la transformación, los hechos suficientes para que ese clímax final pueda tener lugar. Nuestro amigo el profesor no da el perfil porque el retrato que se ha hecho durante toda la película no se corresponde.

k) Veo muchos ochos en las notas de esta página. Wow, entonces no me he enterado de nada, me he obstruido dentro de mi propia mente crítica. Pero bueno, si eres de los que coincide básicamente con lo que he puesto aquí, ya sabes hasta dónde llega el intento de vender un producto cinematográfico (y las ideas que lo sustentan, no se olvide).


Algo bueno se podría haber dicho, sí, pero es que a la media hora todo se me hizo lastre, sin alimento, sobreedulcorado, estupidizador. Con toda esta base "en la masa", no me nace entresacar siquiera pequeños méritos. Un rácano 3, que diría el profesor Hunham.