La controversia política, de antes y de ahora, está dando mucho juego en Hollywood últimamente. Me vienen a la cabeza películas como Syriana, Buenas noches y buena suerte, Michael Clayton o la más reciente In the Loop. Son películas que no suelen responder a las leyes del comercio, y que, sin embargo, son muy atractivas si se hacen con sabiduría y rigor.
Frost/Nixon entra con merecimiento en ese grupo. Y me sorprende que venga de la mano de Ron Howard, un director más bien pacato, poco arriesgado, demasiado academicista. Aquí firma su mejor película desde Una mente maravillosa, justo es reconocerlo.
Howard traslada a la gran pantalla la famosa entrevista entre el ex-presidente Nixon y su insólito entrevistador, David Frost, un showman en busca de redención televisiva. Juntos protagonizan un duelo verbal casi a muerte, en el que ambos se juegan toda su reputación.
No sólo se escenifica ese duelo, sino que también se exploran todos sus entresijos. Descubrimos así los verdaderos caracteres de Frost y Nixon, dos personajes memorables interpretados por un soberbio Frank Langella y un sorprendente Michael Sheen. Ambos son una bomba en pantalla, la llenan por completo, y consiguen que, como espectadores, comprendamos con muchísima profundidad las motivaciones de sus personajes. Y además, no olvidemos el gran elenco de secundarios: Kevin Bacon, Rebecca Hall, Sam Rockwell, Oliver Platt, Toby Jones, etc.
Frost/Nixon juega su baza en sus dos protagonistas, y gana el partido por goleada. Comienza como un frío documental y termina con un apasionado duelo dialéctico, que te remueve en el sillón, que te mantiene pegado al sillón. Funciona muy bien la última de Ron Howard. No todos los días se puede decir eso.