He leído un par de cosas sobre Casual Day, y todas dicen que es una comedia con tintes negros y dramáticos. Más bien, diría yo, es al revés. Es una película coral que reflexiona, sin renunciar a la negrura y al esperpento, sobre la frustración, el nepotismo y la doble cara de la gente y las cosas.
Con un reparto excepcional, donde todos, ya sean papeles principales o secundarios, ofrecen lo mejor de sí, Casual Day es una pequeña película con un enorme guión y una sencilla pero efectiva factura. En ella encontramos a actores de todas las generaciones en pleno combate interpretativo, y yo diría que el resultado es de empate; tenemos a un insuperable Juan Diego, pero también a unos sorprendentes Estíbaliz Gabilondo o Secun de la Rosa. En fin, en el aspecto actoral, para quitarse el sombrero.
Tal vez, cuando la estamos viendo, encontramos un correcto enfoque y planteamiento, y vemos que la tensión va creciendo, pero esa explosión final previsible no lo es tanto, y por ese lado nos puede quedar la sensación de que la película de Lemcke no cumple del todo las expectativas. A pesar de todo, el desarrollo de la trama es natural, creíble, sin salidas de tono, sin artificios retóricos.
Un excelente retrato de la miseria vital, del caciquismo moderno, de la corrupción cotidiana, de los trabajos alienantes y de las ridiculeces new age con la que nos quieren vender una vida mejor.