El Che necesitaba su película definitiva. Un símbolo del siglo XX necesita que el cine le rinda homenaje y lo acerque al gran público. Soderbergh, talento puro tanto para lo comercial como para la calidad, se lo propuso y se volcó de lleno en un proyecto que, a juzgar por el resultado, ha merecido mucho la pena.
El primer punto a favor de Che, el argentino: Soderbergh ha sabido tratar la figura del Che de manera rigurosa y acercarla con acierto tanto a doctos como a profanos. Los que conozcan la figura del Che se encontrarán con un retrato riguroso y muy vivo, mientras que los profanos cuentan con una oportunidad única de conocer al personaje en su hábitat natural, por así decirlo: la revolución armada, único medio de derrocar al sistema dictatorial de Batista y de combatir el imperialismo norteamericano (en palabras del propio Guevara).
Me gusta mucho que Soderbergh no se vaya por las ramas. Inmediatamente nos sitúa en la selva cubana y en medio del conflicto armado. Retrata con profundidad y viveza las vicisitudes del Che y sus tropas, avanzado poco a poco en sus conquistas. No hay prólogos innecesarios ni cantos a la infancia ni anécdotas superfluas. Desde el corazón del conflicto conocemos a los personajes y sus motivaciones. Tal vez al principio cueste acomodarse a la narración de Soderbergh, que no se pliega a lo típico del biopic, sino que reconstruye la historia del Che a base de fragmentos que recogen lo esencial de su andadura, y muestran sus dos caras: la de revolucionario con el fusil en la mano y la de revolucionario ante el mundo y los organismos internacionales; pero cuando ese titubeo inicial se disipa, entramos de lleno en la historia y no hay manera de que nos saquen de ella, con una emoción que crece constantemente y una precisión narrativa que nos causa admiración. Un trabajo excelente, tanto en el plano técnico como narrativo.
Por último, un tópico que por serlo no deja de ser cierto: Benicio del Toro no interpreta al Che, ES el Che. No entiendo cómo se le pudo ignorar en los Oscar, supongo que porque su papel no es en inglés (¿¿). Está perfecto, sería imposible encontrar a alguien mejor para el papel (además de que es clavado al verdadero Che). Y también me gustaría destacar el papel de Demián Bichir como Fidel Castro, excelente en sus contadas apariciones. El resto cumple, pero son papeles generalmente cortos.
Bueno, creo que no hace falta más para convencer a quien no haya visto esta primera parte de la biografía cinematográfica del Che de que vaya a verla. Yo intentaré conseguir cuanto antes la segunda, Che: Guerrilla. Ya les contaré.