No hay mayor amante del cine que Tom Cruise. Con cada nuevo proyecto lo demuestra, y hasta Spielberg le dijo que le había salvado el culo a Hollywood con Top Gun: Maverick. Ahora se lanza al vacío en una moto (entre otras cosas) en la séptima entrega de Misión Imposible para asegurarse de que la experiencia cinematográfica siga siendo de lo más épico de este mundo. Sin embargo, una película es más que momentos que te dejan boquiabierto, y aunque llamarla una decepción sería injusto, Sentencia Mortal Parte I es un pequeño paso atrás respecto a Fallout y está lejos de ser una de las mejores de la saga.
Se pasa volando, y ofrece un argumento que aunque con aspectos enrevesados inevitablemente, tiene en su centro un tema muy actual y que precisamente afecta de lleno a la industria del cine; y que una cinta, sea del género que sea, tenga relevancia a nivel de sociedad en su momento de estreno, siempre juega a su favor. Es una trama ambiciosa, comprensiblemente dividida en dos partes y digna sucesora de esa línea argumental del Sindicato.
Muy bien en su conjunto, y yo no soy de los que critica cosas del tipo “tardan poco en moverse de este país a este”, pero si que critico cosas relacionadas con los personajes. Los villanos humanos dejan bastante que desear. Henry Cavill fue un rayo de esperanza, pero lejos quedan los tiempos de Philip Seymour Hofmann o Jon Voight en los que los villanos de la función estaban a la altura. Aquí se les excusa por no ser el enemigo principal, pero el caso es que cuando vemos a Hunt pelearse con alguien, ese alguien no es amenazante en lo más mínimo.
Cary Elwes pasa sin pena ni gloria. Y lo siento, pero a mí la Grace de Hayley Atwell no me termina de convencer, menos aún el intento que hace el film de darle un protagonismo enorme tan repentino dejando a la sombra personajes que no lo merecían; y me refiero sobre todo a cierta decisión creativa que me ha molestado y que comento en spoilers.
Cruise sigue siendo un increíble Ethan Hunt, Pegg y Rhames perfectos secundarios y Vanessa Kirby roba todas las miradas cada vez que aparece en pantalla.
Pero mi principal problema aquí es que, para más inri viniendo de Fallout, la acción me ha dejado con sentimientos encontrados. No es culpa del film, pero da la casualidad de que ya hemos visto “variantes” de algunas de sus set-pieces en otras cintas recientemente. Y en cualquier caso, no cuentan con el dinamismo ni la potencia que sí tenían escenas previas de la saga. Como contrapeso, funcionan mejor los momentos de suspense y tensión, de hecho, no funcionaban tan bien desde la película de Brian DePalma que lo empezó todo. Y ahí juegan un papel fundamental dos de los puntos más fuertes de la película: la estupenda dirección de McQuarrie y la BSO en constante in crescendo de Lorne Balfe.
Por tanto, que nadie me malinterprete, es una gran película de espías y una sólida nueva entrega para la saga. No obstante, eso no quita para que tenga algún que otro fallo que la lastre. Aún así, con muchas ganas de ver como lo continúan todo en Sentencia Mortal Parte 2.