No me extraña el final de la película. Una suegra que piensa que su hija se ha equivocado y no deja de menospreciar a su yerno; el novio de la cuñada, para echarle de comer aparte; el "compañero", un trepa...

El tándem José Luis Garci - Alfredo Landa ha dado muy buenas historias (El crack o Canción de cuna, por citar dis), y esta cinta no deja de ser una historia de la calle bien contada. Los años no perdonan y los treinta que ya tiene se notan, pero dentro de su "ñoñería" y desfase es un buen retrato de aquellos años: Había que tener un chalet en la sierra para ir los fines de semana y no disfrutarlo; un abono para tu equipo de fútbol, que no podías disfrutar; una familia política insoportable... ¡Había que tener una posición! Aunque no la quisieras ("Que m'he equivocao, coño, que m'he equivocao"). Landa hace un personaje al que se le coge cariño.