Es tan grande la proeza -vista a mis quince años por T.V. en directo en blanco y negro aquí en Buenos Aires-, que cualquier crítica puede parecer banal. Antes de este film, contábamos con algunos de los mejores documentales sobre la misión Apollo y el alunizaje, -además de la extraordinaria "The Right Stuff", acerca del proceso de selección y entrenamiento de los primeros astronautas-; pero este biopic, esta versión ficcionada, aporta un interesante enfoque sobre la subjetividad del personaje y su entorno.
Las veces en que pude ver posteriormente al Neil Armstrong "real", no tuve la sensación de que se tratara de una personalidad algo taciturna -si se quiere, medio "border"- como la que encarna Gosling. Pero siendo una película estadounidense, producida ni más ni menos que por Spielberg, seguramente ha de ofrecer una caracterización muy bien documentada...
Respecto del film en sí mismo, me he quedado con la sensación de que más que en los hechos -que los hay, aunque no muchos-, la pretensión ha sido abundar en las sensaciones y sentimientos personales de estos héroes de la humanidad. Sus sueños, ambiciones y dificultades íntimas, familiares, etc. Desmitificarlos y presentarlos con sus temores sin hacer de ellos idolatría. Y está bien, aunque no sea lo que esperaba (ni lo que más me interesa del tema). Además, no omite mostrar las contradicciones políticas contemporáneas -y vigentes-, que fueron muy intensas, habida cuenta de que el programa Apollo se dió al mismo tiempo que la guerra de Vietnam.
Si bien es un film largo, no se torna aburrido en ningún momento. Y técnicamente es impecable -como no podía ser de otra manera-.
En síntesis, una película informativa, entretenida y reflexiva sobre la mayor epopeya de la humanidad, la que paradojicamente fué posible gracias a que los EE.UU. rescataron para sí a Werner Von Braun, científico alemán inventor del cohete Saturno, quien 20 años antes había creado para Hitler los cohetes V2 lanzados sobre Europa en la 2º G.M.