En "sintonía moral con Breaking Bad", Ray Donovan es una serie entretenida pero tóxica, en la que predomina el disvalor de toda conducta para la cual "el fin justifica los medios".
Aunque con contradicciones y ambivalencias fácticas y subjetivas, a lo largo de las dos primeras temporadas todos y cada uno de los personajes - principales y secundarios - se caracterizan por exhibir conductas socio y/o sicopáticas propias de un entretejido social "californiano" con una impronta fuértemente decadente.
Artística y técnicamente es muy buena y cuenta con algunas actuaciones descollantes, como p.e. la de Jon Voight en el rol de un ex convicto y padre de cuatro hermanos, entre los cuales Ray es el protagonista principal. O las de Paula Malcomson como su insoportablemente caprichosa esposa, Kerris Dorsey como su díscola hija adolescente, un añejo Elliot Gould al frente del estudio de abogacía para el que Donovan oficia de "facilitador" - usualmente inescrupuloso - y cada uno de los hermanos de Ray, sumados a sus pintorezcos colaboradores, también destacables. ¿El resto? De buenos para arriba.

Pero la serie no es en absoluto "gratificante", por más que entre sus personajes haya fuertes vínculos afectivos, amores y desamores, esporádico humor y algunas bellas personas "al desnudo".
Además - a modo de advertencia - es totalmente inconveniente para menores. Y diría que de 25 años para arriba, por la sucesión de escenas de sexo casi explícito, drogadicción, amoralidad, corrupción, violencia verbal y criminal, etc. etc.

¿La recomiendo? Siempre y cuando uno tenga los anticuerpos para que su toxicidad no afecte el ánimo, es una serie atrapante.