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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Adrián Klas:
10
Drama Viviane Amsalem, separada desde hace años de Elisha, su marido, quiere conseguir el divorcio para no convertirse en una marginada social. En Israel no existe aún el matrimonio civil; según las leyes religiosas, sólo el marido puede conceder el divorcio. Sin embargo, Elisha, se niega a hacerlo. Viviane tendrá que luchar ante el Tribunal Rabínico para lograr lo que ella considera un derecho. Así se verá inmersa en un proceso de varios ... [+]
6 de octubre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria película. Un alegato a favor del derecho a la libertad de la mujer y en contra de la insoportable tensión social que genera un sistema en el que, por un lado las mujeres son históricas depositarias de la filiación judía, van a la guerra y ocupan lugares privados y públicos de máxima relevancia - inclusive primer ministro, como Golda Meir -, mientras por el otro siguen sojuzgadas a la normativa religiosa, machista y opresora de un país "primermundista" en tantos aspectos y teocrático en otras, donde p.e. no existe el matrimonio civil.
Puro cine intimista, de contexto escenográfico kafkiano ("El Proceso") y desarrollo puramente teatral, en el que descollan las actuaciones de todos los protagonistas, tanto por el guión, que pone en sus labios profundos decires de alta complejidad, como por la gestualidad interpretativa de alto vuelo. Y entre ellos, por supuesto Ronit Elkabetz, una especie de Ana Magnano o Meryl Streep israelí a la que deberían dar un Oscar por su histórica interpretación de una mujer desposeída del elemental derecho humano a la autonomía del sujeto.
Ser, deber ser, parecer, obedecer, todo puesto en juego en un descarnado drama en el que se exhiben alturas y miserias del cuerpo y del alma, abordados caprichosamente por habilitados opinantes que ejemplifican la incompatibilidad antropológico-social de dos mundos que deben convivir y compartir valores irreconciliables entre sí.
Para quienes hemos nacido en un país "tercermundista", predominantemente católico, en el que por entonces no existía el divorcio y en el que tras décadas de luchas sociales hoy, merced a un nuevo código civil este puede ser logrado "ipso facto" a pedido de cualquiera de los cónyuges y sin explicitar motivo, no deja de resultar insólito encontrarnos con una historia tan bien relatada de un caso análogo en un país a la vez occidental, moderno, y al mismo tiempo aún en sintonía con estructuras medievales propias de sus atávicos vecinos de Medio Oriente.
Por último, si bien el tema y su tratamiento son intensamente dramáticos, tampoco falta en la película algo del particular sentido del humor judío, así como situaciones absurdas que alivian la tensión.
Sin lugar a dudas, la recomiendo y sitúo entre muchos grandes films de la historia, tanto por el valiente abordaje de un conflicto histórico-moral cada vez más insostenible, como por su realización artística de alto nivel.
Adrián Klas
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