Digna sucesora de Hero y House of the Flying Daggers, aquello que más llama la atención de Curse of the Golden Flower es su increíble despliegue visual. La iluminación, los colores, la perfección estética de las escenas de batalla, las coreografías, los escenarios... La dirección de arte en esta película es, lisa y llanamente, sorprendente.

Lo bueno es que ese cuidado extremo puesto sobre lo estético no implica, en esta película, un descuido en las actuaciones, el guión o el argumento. Tanto Chow Yun-Fat y Jay Chou como Li Gong (notable su interpretación) brillan bajo la piel del emperador Ping, el príncipe Jai y la emperatriz Fénix. Además la historia, con sus romances prohibidos, luchas de poder, traiciones varias y final trágico, acompaña esa perfección técnica con un argumento atrapante que suelta al espectador recién después de los créditos.

Imposible no disfrutar de La Maldición de la Flor Dorada.