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Voto de Javi McClane:
6
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14 de noviembre de 2019
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Justo el día de las elecciones en España (y cuyas opiniones sobre las mismas me ahorraré por el bien de todos) visioné una de las películas sobre política más hilarantes y desternillantes del siglo. Y sí, me refiero a Ali G anda suelto.

Clásico instantáneo y a la vez masacrada por la crítica, la vi en su estreno y estuve años repitiendo las frases del film. Es una de esas comedias que no han resistido bien el paso del tiempo (como Colega, ¿Dónde está mi coche? o Austin Powers), y que hoy en día se ve con otros ojos (mucho más críticos), quizás porque los que amamos la cinta en su momento, nos sabemos cada minuto y diálogo de la misma.

La película causó furor en España, gracias (sobre todo) al doblaje cortesía de Gomaespuma, en unos de esos casos donde el doblaje se hace mítico y la versión original queda sepultada, como sucede con otros ejemplos como Las Aventuras de Ford Fairlane o Austin Powers 2.

Protagonizada por el fabuloso (y muy políticamente incorrecto) Sacha Baron Cohen (también responsable de locuras como Borat, Bruno, El Dictador o la estupenda serie Who is America?, que pasó demasiado desapercibida y se debe reivindicar), se trata de un film de esos que sabemos que no son buenos pero que amamos con locura, gracias a su incorrección (marca de la casa), a su desternillante protagonista, a sus gags y a que, detrás de cada broma escatológica, hay un mensaje bastante potente y necesario.

La dirección es la que es, pero tiene momentos inspirados (también se agradece la corta duración, ya que el film pasa como un suspiro), sobre todo gracias a un guion repleto de mala leche y humor sin límites, que creo que se vio muy modificado en su versión para España, debido al doblaje, claro.

Los mal entendidos y confusiones llevan a momentos muy divertidos, y casi todos los gags de la cinta funcionan (recomiendo no ver las escenas eliminadas que, sabiamente, se descartaron del film presentado en salas).

El protagonista absoluto es Ali G, y lleva el peso de la cinta con soltura, siendo conscientes de que es un idiota metido en política… bueno, esto… como todos los políticos. De la misma forma que Ali G es el alma de la propuesta, esto no sería lo mismo sin Baron Cohen, totalmente hilarante y entregado a la propuesta, ofreciendo una actuación loca e impagable.

En conclusión, pasados los años (más de quince, que se dice pronto) no cabe más que admitir que estamos ante una película tontorrona, con unas pinceladas de crítica social, pero a la que el tiempo no ha tratado bien. No obstante, me sigo riendo con ella y siempre habrá un hueco en mi corazón para ella, que no es poco.

No es una buena película, pero sí un placer culpable de esos con los que no parar de reír y que tiene una crítica feroz al mundo de la política (es a la inglesa, pero se puede trasladar sin problemas a la española). Prefiero este film que no las bobadas de mojigatos que nos llegan últimamente. Y es que nadie se atreve ya a hacer películas así. Bueno sí, Cohen, pero ya nadie le hace caso (lo cual no puede ser más injusto). Clásico de la comedia, sin más.

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Javi McClane
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