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Voto de Javi McClane:
2
Musical. Drama Adaptación del famoso musical de Andrew Lloyd Webber, del mismo título. La trama gira en torno a una tribu de gatos -los Jellicles- durante la noche del año en que toman su más trascendente elección: la de decidir cuál de ellos renacerá en una nueva existencia. La producción teatral se representó ininterrumpidamente 21 años en el West End de Londres, mientras que en Broadway (Nueva York) se mantuvo 18 años en cartel.
18 de marzo de 2020
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que vi el espantoso primer tráiler de la adaptación de popular musical de Broadway, Cats, tuve mucha curiosidad en el proyecto. Y es que, en vez de hacer una película totalmente animada o disfrazar a sus actores, a Universal (que últimamente está sembrada) no se le ocurrió nada mejor que gastar un dineral en mezclar digitalmente los rostros de los pobres actores con cuerpos hechos por ordenador, en una combinación tan bizarra como esperpéntica. 

Se mascaba la tragedia y todo quedó confirmado con su estreno en la Navidad de 2019. Con un exagerado e inexplicable presupuesto de 95 millones de dólares, la película recaudó mundialmente 74, lo que no generó ningún beneficio al estudio. Es más, añadiendo el marketing, hablamos de uno de los mayores fracasos de los últimos años, y no solamente en lo que respecto a la taquilla.

La crítica la masacró sin piedad alguna y actualmente tiene un 20% en Rotten Tomatoes, lo que prácticamente confirma que estamos ante un bodrio insufrible. Por cierto, hace un par de días ha obtenido un más que merecido Razzie (los anti-Oscars) a peor película. Pues bien, por fin he podido visionarla y puedo asegurar que la curiosidad mató al gato. Y es que se ha confirmado en su totalidad lo que esperaba de este producto, que no es otra cosa que una pesadilla sin fin (se hace eterna), sin sentido alguno, muy mal realizada y que, sin lugar a dudas, acabará siendo uno de esos clásicos de culto recordados por ser tan extraño y fallido que no queda más que reírse (aunque cueste...).

El director es el bueno de Tom Hooper, responsable, entre otras, de la correcta El discurso del Rey, por la que se llevó un Oscar a casa como mejor director, o la maravillosa Los Miserables, musical más que infravalorado. Pues bien, este mismo director, con un Oscar bajo el brazo (y demostrando que los académicos no tienen ni idea...) ha perpetrado uno de los mayores atentados audiovisuales de la historia del cine. Y no, no es broma.

Tampoco se entiende ese aire tétrico y espeluznante que puebla toda la cinta, como si estuviéramos en una película de terror (os juro que me dan ganas de disfrazarme de uno de los personajes en Halloween...) y haciéndolo todo mucho más bizarro de lo que ya es. Es decir, no solo estéticamente es espantosa, con unos efectos especiales mediocres (no sé a dónde ha ido a parar el dinero invertido, pero a la película seguro que no), sino que encima las decisiones artísticas y de guion empeorar todavía más el conjunto.

Os juro que me relamo como uno de los protagonistas del film por saber en qué demonios estaban pensando para elaborar semejante pesadilla. Es que me llevan de niño a ver esto y todavía tengo secuelas. No sé si algunos padres fueron inconscientes y llevaron a sus vástagos al cine a ver esto, pero en caso afirmativo yo iría llamando a los servicios sociales, porque el trauma es de por vida.

Creo que el señor Hooper debería tomarse unas buenas (que no merecidas) vacaciones y alejarse del mundo del espectáculo durante algún tiempo, porque este descalabro es de lo que jamás se olvidan. Mi teoría es que estaba cabreado con el estudio y esta es su venganza. Hay unos límites, Hooper...

Y bueno, no he visto el musical original, pero viendo la película (que obviamente habrá tenido sus licencias, como en casi toda adaptación que se precie) no entiendo el éxito del mismo, ya que es un caos y un despropósito sin sentido alguno. Sin intención alguna de hacer spoilers, la película consiste en una sucesión de canciones, una detrás de otra, sin dar respiro alguno a la historia y al espectador, con un hilo conductor tan bochornoso como vacío. Por lo tanto, estaríamos ante uno de esos casos de obra de teatro inadaptable. Y mira que han habido años de rumores, pero creo que en realidad nadie lo había pedido y la taquilla lo confirma.

Luego tenemos al reparto... al pobre reparto. Sigo sin entender muy bien que hacen por ahí intérpretes de la talla de Judi Dench, Ian McKellen o Idris Elba (en uno de los villanos más ridículos de los últimos años), pero la verdad es que no están ninguno en su mejor momento. Sólo espero que hayan cobrado un jugoso cheque (quizás eso explique el abultado presupuesto), porque esta mancha en sus carreras no se borra ni con un producto milagroso. Respecto al resto... mejor no entremos.

Y bueno, de las canciones y números musicales sólo salvaría dos de los más de diez que pueblan la cinta, atormentando a los espectadores con temas que se quedan en tierra de nadie, alargando en exceso la duración del film y haciendo que parezca eterno (el final no se puede alargar más...), en una agonía insufrible y de difícil digestión. Y eso que dura menos de dos horas...

Al final la experiencia es tan caótica y enfermiza como soporífera, arruinando un poco la fiesta y negándonos el derecho a que nos riamos de lo que nuestros ojos están percibiendo sin descanso. La primera media hora te preguntas que estás viendo, pero llega un momento que es imposible no desconectar, por la saturación de los números musicales, lo mediocre de la historia o simplemente porque la película es insufrible.

En conclusión, se confirma lo descrito y comentando hasta el momento por los valientes que se han atrevido a experimentar este proyecto fallido, ya que estamos ante una de las peores películas de los últimos años (aunque no es descabellado decir de la historia), siendo un despropósito inclasificable y de proporciones épicas, y una pesadilla de la que va a costar recuperarse.

Uno de esos clásicos de culto instantáneos que se han hecho tan mal que será recordado durante años, pero por las razones equivocadas. Sólo el tiempo dirá que pudo salir tan mal para que se diese luz verde a algo así. Abominable. 

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Javi McClane
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