A Brian Helgeland se le acudió un día que en su filme figuraría Mel Gibson y le llamó por teléfono. Gibson en la limusina de gran estrella, parada en un semáforo en rojo de la ciudad de Miami.

- Mel! -dice Brian
- Quien demónios eres? -Gibson
- Soy Brian Helgeland, hablamos sobre tu incorporación en la película el lunes pasado... -mientras Gibson hace memoria y recuerda un "pavo" que se coló en su mansión de Florida el otro día, desnudo, para que le prestara atención sobre un film que quería que protagonizase.
- Tuve la santa paciencia de leerme el guión...
- Y? pregunta Helgeland
- No me interesa.
- Si fueses el malo cambiarias de idea? -pregunta Helgeland
- Con la condición -dice, visionando en su mente el símbolo del dólar- que sea el "malo", como dices, que retoque el guión, solo puñetazos, disparos, chicas y coches deportivos. 100 millones de dólares en billetes... Lo has de entender "amigo" no estoy pasando una época como para romperme la cabeza interpretando a grandes personajes del siglo veinte.