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Voto de RARRA:
9
7,1
1.030
Comedia. Drama. Romance
Una mujer prepara una cena para unos amigos. Quiere animar a su marido, cuya salud está un poco resentida. No obstante, invita al responsable de las principales preocupaciones de su marido, un hombre de negocios que pretende hacerse con las acciones de la empresa que su marido tiene. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película dirigida por Cukor en 1934. Eso únicamente proporciona un entorno. Dentro de éste, ”Cena a las 8” aparece como un extraordinaria película rodada en esa época decisiva en la que, estrenada la primera película sincronizada en 1927, durante los años 30 el cine sonoro, es decir, el cine actual logra su estilo y su identidad.
Puede parecer a primera vista que “Cena a las 8” tiene mucho de teatral, aunque sea de un espléndido teatro: predominan las escenas en las que sólo intervienen dos personajes; no existen exteriores; no hay planos generales; las interpretaciones personales son decisivas en la calidad de la película. Pero al mismo tiempo, la película muestra un despegue desde lo simplemente teatral a los que ya es básicamente cine. La cámara se mueve con una libertad que es lo que va a romper definitivamente el cine del teatro.
La construcción de un clímax que va a producirse en un cena a las 8 va elaborándose con más agilidad de la esperable a lo largo de la obra; se lleva a cabo con una aproximación que reúne lo recoleto con la diversidad de los pro-blemas planteados y las tragedias personales que va deslizando en el marco de una sociedad superficial y frívola. No en vano la película se enfrenta a la situa-ción crítica derivada de la recesión norteamericana de los 30. Quizá esos aspectos críticos de la superficialidad han podido conducir a ver aspectos de comedia en el argumento, cuando pisa y rezuma el drama.
Todos los actores están soberbios. Como los guionistas y el director, Cukor. Todo enormemente alejado de tantas cosas que soportamos tres cuartos de siglo después, pretenciosas y vacías aunque repletas de colorines y recursos de ordenador. Hay que preguntarse si la admiración por los avances técnicos está impidiendo a nuevas generaciones apreciar el arte del cine de décadas pasadas.
Puede parecer a primera vista que “Cena a las 8” tiene mucho de teatral, aunque sea de un espléndido teatro: predominan las escenas en las que sólo intervienen dos personajes; no existen exteriores; no hay planos generales; las interpretaciones personales son decisivas en la calidad de la película. Pero al mismo tiempo, la película muestra un despegue desde lo simplemente teatral a los que ya es básicamente cine. La cámara se mueve con una libertad que es lo que va a romper definitivamente el cine del teatro.
La construcción de un clímax que va a producirse en un cena a las 8 va elaborándose con más agilidad de la esperable a lo largo de la obra; se lleva a cabo con una aproximación que reúne lo recoleto con la diversidad de los pro-blemas planteados y las tragedias personales que va deslizando en el marco de una sociedad superficial y frívola. No en vano la película se enfrenta a la situa-ción crítica derivada de la recesión norteamericana de los 30. Quizá esos aspectos críticos de la superficialidad han podido conducir a ver aspectos de comedia en el argumento, cuando pisa y rezuma el drama.
Todos los actores están soberbios. Como los guionistas y el director, Cukor. Todo enormemente alejado de tantas cosas que soportamos tres cuartos de siglo después, pretenciosas y vacías aunque repletas de colorines y recursos de ordenador. Hay que preguntarse si la admiración por los avances técnicos está impidiendo a nuevas generaciones apreciar el arte del cine de décadas pasadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Durante el transcurso de la película, mientras se está montando el an-damiaje del argumento con su complicado entrecruzamiento de intereses y deseos, todo sugiere que se está preparando un clímax centrado en la celebración de la famosa cena. Quizá lo más destacable de la película es que termina antes de que comience la cena, con un cierre de puertas del comedor. Antes de lo cual se lanzan una serie de guiños al espectador que se siente imposibilitado para adivinar lo que va a suceder en esa cena.