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España España · mADRID
Voto de RARRA:
9
Drama En 1864, antes de cumplir los veinte años, Ludwig de Wittelsbach (Luis II, "el rey loco") ocupó el trono de Baviera. El joven rey era generoso y romántico y soñaba con traer la felicidad a su pueblo. Fue un gran mecenas que amaba el arte, la paz y la armonía universal. Sin embargo, por confiar en sus consejeros, llevó a Baviera a una desastrosa guerra que la dejaría en manos de Bismarck. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraban ... [+]
7 de octubre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A un maduro Visconti le atraía recrear ciertos ambientes y recrearse en ellos. Con harta frecuencia estos ambientes se asocian con la decadencia, lo que no pasa de ser una pobre exculpación de ese pecado para nuestra época. Quizá Visconti no refleja decadencia sino exuberancia. Pero es lo que le atrae Visconti y lo presenta muy bien. Baviera en los momentos del reinado de Luis II muestra ese mundo y Visconti se sumerge en él gustosamente.
Pero a Visconti no le basta el marco y precisa el personaje que se encuadre perfectamente en él. En este caso es Luis II de Baviera, una personalidad extraña cuyos perfiles distan de estar perfectamente definidos y siguen siendo discutidos pero que, en todo caso, poseen ese grado de indefinición que permite su perfecta inserción en el ambiente. Una ambigüedad a la que sirve perfectamente Helmut Berger.
En los biopics siempre se tiene la sensación de que más que la película se critica el correcto reflejo del personaje cuya historia se nos presenta. Pero lo cierto es que esto último es un condicionante básico de la película y si ésta se confiesa como biopic debe ser fiel a la realidad. Visconti es fiel a la en este caso a la imagen de Luis II de Baviera; transmite las contradicciones y las dudas que aun existen sobre su vida, comenzando por la que afecta a su muerte por suicidio o por asesinato. Sucede, sin embargo, que se trata de un personaje terriblemente difícil y complejo. Se abordan problemas como su amistad con Wagner, sus deficiencias como gobernante, su carácter caprichoso, sus problemas sexuales, o su peculiar pacifismo.
Se acusa a la película de ser larga y lenta, una doble y peculiar acusación. Pero la duración es fruto de la complejidad de la historia contada y, a la vez, fruto de la morosidad que debe existir en determinados momentos para permitir la comprensión del personaje. Habría que preguntarse si hubiera sido posible acortarla sin perderse el sentido de la historia contada.
La película derrocha preocupación estética. Y lo hace con éxito en la mayor parte de las ocasiones. Dejando a Visconti a un lado, los protagonistas llevan a cabo grandes interpretaciones. Helmut Berger refleja perfectamente las distintas etapas de Luis II, desde el joven coronado al monarca acosado, pasando por el gobernante desnortado. Romy Schneider ofrece la imagen de una Sissi poderosa e influyente. Trevor Howard nos ofrece un Wagner verosímil y natural. Todos los demás intérpretes cubren perfectamente sus papeles, lo que suele ser un signo de la habilidad del director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
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