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Voto de poverello:
10
8,0
29.070
Drama. Bélico
Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
10 de abril de 2008
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ya barba poblada cuando en 1989 se le ocurrió a Juan Carlos, un amigo de la Universidad, llevarme cual nene chico al cine a ver una obra clásica de esas que hacen historia. En fin, como de siempre me gustó el séptimo arte no puse muchas pegas y me dispuse a ver una de mis primeras pelis mudas, serias y encima rusa. No me las prometía muy felices.
Cuando encendieron las luces tras la proyección ya nada fue igual; a la misma vez que la sala, se iluminó mi mente dejándome tonto de por vida ante lo que acababa de descubrir: prácticamente todo el cine que había visto hasta ese día era una basura y ya se había inventado en 1925.
Evidentemente, quien prefiera la Historia que pase de esta peli y de Eisenstein en general, pero el arte es algo más que lo que puede o no ser cierto, el paradigma es el genial D. W. Griffith con su magistral y odiosa "El nacimiento de una nación".
Gracias, maestro ruso, porque a partir de 1989 disfruto más con el King-Kong de cartón piedra del 33 que con el pluscuamperfecto y digital de Peter Jackson.
Cuando encendieron las luces tras la proyección ya nada fue igual; a la misma vez que la sala, se iluminó mi mente dejándome tonto de por vida ante lo que acababa de descubrir: prácticamente todo el cine que había visto hasta ese día era una basura y ya se había inventado en 1925.
Evidentemente, quien prefiera la Historia que pase de esta peli y de Eisenstein en general, pero el arte es algo más que lo que puede o no ser cierto, el paradigma es el genial D. W. Griffith con su magistral y odiosa "El nacimiento de una nación".
Gracias, maestro ruso, porque a partir de 1989 disfruto más con el King-Kong de cartón piedra del 33 que con el pluscuamperfecto y digital de Peter Jackson.