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Voto de Chris Jiménez:
5
Comedia Para conseguir que Becky (Dana Delany), la mujer a la que ama desde la época del instituto, acepte casarse con él, el arquitecto Norman Davis (Steve Martin) construye una lujosa casa en su pueblo natal. Sin embargo, ella lo rechaza. Tres meses después, Norman conoce a Gwen, una simpática camarera (Goldie Hawn). (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2024
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La mentira debería ser considerada pecado capital por todo el sufrimiento y las terribles consecuencias que genera.
Sin embargo, de vez en cuando, puede darse con buenas intenciones y crear ciertos equívocos graciosos...los que aquí le hace pasar Goldie Hawn a Steve Martin.

Nunca las mentiras fueron tan alocadamente divertidas, al menos en la comedia de principios de los '90, como en "Esposa por Sorpresa", una película que ha quedado relegada al olvido o la nostalgia...pero para mí es una especie de milagro que llegara a realizarse. La razón fue la horrible experiencia vivida por el bueno de Frank Oz durante el rodaje de "¿Qué pasa con Bob?", intentando sobrevivir entre los rifirrafes de Richard Dreyfuss y Bill Murray y las decisiones de Laura Ziskin y Disney sobre el enfoque de la película. Por eso la que aquí nos ocupa fue un soplo de aire fresco para él.
"Un placer lleno de buenos recuerdos", dice el director en sus entrevistas sobre el proyecto surgido del guión de Mark Stein, algo diferente en su concepción, ya que al principio se trataba de una comedia negra llena de sátira, siguiendo éste el estilo de su anterior "A Perfect Little Murder"; el productor Brian Grazer lo retoca y más aún con la pareja protagonista que consigue. Hawn no era la primera elegida, sino Meg Ryan, aun así nadie queda mejor que la rubia de Washington en el papel de esa camarera sinvergüenza, disfrazada de infinitas falsas identidades y dispuesta a tomar el pelo al pobre Martin de la manera que sea.

Pero antes tenemos uno de los prólogos más innecesarios de la Historia del cine. ¿Qué razón había para gastar metraje y dinero en esta escena donde el arquitecto Newton le regala una casa a una estúpida (la espectacular Dana Delany, aquí mucho más recatada) que rechaza su petición de mano? Ninguna. La película empieza cuando él y la susodicha camarera Gwen se cruzan e inician lo que en absolutamente todas las comedias románticas será el comienzo de un gran e inesperado amor, y, ¿cómo no?, desde las situaciones menos creíbles y el humor, porque Martin y Hawn poseen una particular química basada en sus carácteres en la vida real.
Mientras él, pese a desatarse en sus actuaciones y el cine, es reservado y reticente a dar opiniones, ella es una locura llena de chispa deseosa de llamar la atención (encaja de maravilla con Kurt Russell, ¿verdad?). La extraña pareja. Y Oz sabe sacar lo mejor...no obstante, al menos para mí, es imposible aceptar la premisa que da el guión, porque lo que haría cualquiera si alguien como Gwen irrumpiese en su hogar y su vida privada de la forma en que tan "chocante" e inesperadamente lo hace aquí, sería contactar con la policía y el más inexpugnable de los manicomios. Pero esto es comedia y nos tenemos que tragar la indulgencia, la bondad y la indiferencia del protagonista.

Un protagonista que repite todos los tics de los personajes de Martin contra una mujer que repite todos los tics de los personajes de Hawn, es decir, que podemos adivinar cómo funcionará la maniobra del guión: cuando ella invente una mentira él se dejará llevar e inventará lo que pueda en el camino, para luego rematarlo ella con su vivo ingenio. Y es que el hombre siempre se deja aquí llevar, jamás su poco resolutivo, cerrado y cabezota Newton dominará la situación y su competidora siempre se adelantará; parece que se revierte el papel que interpretaba Martin en "Un Par de Seductores": ahora es él el estafado.
Aunque yo lo que veo es un alocado y colorido homenaje a las bonitas "screwball comedies" de antaño; imagino, en esa hilarante llegada de Gwen al pueblo, a Virginia Mayo o Ann Sheridan camelándose a todos los habitantes con su simple descaro, y a James Stewart con cara de imbécil al descubrir el asunto. Oz, de alguna forma maravillosa, consigue dejar atrás lo burdo, el humor negro, e impregna a la película de una inteligente y afilada comedia al estilo clásico, apoyándose sobre todo en la fluidez de los diálogos y los giros de guión que se producen por culpa de éstos.

Y aunque la mentira es una forma de proceder terrible, aquí se nos deja el mensaje de que siempre se puede disculpar si se emplea con buenas intenciones, que son las de Gwen (pero no olvidemos que su objetivo inicial era simplemente invadir la casa del protagonista aprovechándose de la amabilidad de todos aquellos que le conocían...un caso de psicopatía enfermiza). Es reconfortante entonces que a través de la farsa sucedan cosas como que un extinguido amor pueda renacer o que un par de vagabundos puedan vivir un día de sus vidas rodeados de lujo y comida cara.
También es cierto que esto no hace más que alimentar un sueño fugaz, y después del sueño llega golpeando la cruda realidad. Pero el manual de la comedia romántica nos dice que la pareja tiene que terminar enamorada pese a sus diferencias y que todo saldrá bien, pues imaginar un desenlace deprimente no sería lógico; Oz no arrasa en taquilla pero la respuesta del público es muy buena a la guerra de sexos de Hawn y Martin, la alegre atmósfera de enredo y a las geniales actuaciones de Donald Moffat, Roy Cooper y Richard Shull.
Chris Jiménez
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