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Voto de Chris Jiménez:
2
Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico El doctor Alan Grant, ansioso por conseguir fondos que financien su estudio sobre la inteligencia del velociraptor, acepta la oferta de una pareja de millonarios, Paul y Amanda Kirby, para sobrevolar la Isla Sorna (Costa Rica), poblada por dinosaurios creados genéticamente. Tras un aterrizaje forzoso en la isla, Alan descubre que los Kirby estaban buscando a su hijo adolescente, perdido en la isla tras un accidente de parapente. (FILMAFFINITY) [+]
17 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás en toda mi vida había presenciado una secuencia de exposición metanarrativa tan descarada y con tan mala sombra como la que aparece en este monstruoso cadáver llamado "Jurassic Park III", cuando un matrimonio imbécil intenta convencer a Alan Grant para ejercer de guía en un tour alrededor de una isla llena de dinosaurios...

Los imbéciles son en cuestión Will Macy y Téa Leony, y el primero, al ver la reticencia del paleontólogo, abre una chequera afirmando ser capaz de escribir la cifra que desee si acepta el trabajo; pero esa sonrisa torcida no es de Grant, ¡es de Sam Neill! El pobre está reviviendo el instante en que varios productores le hicieron la misma jugada para aparecer en la película...y la incomodidad y amargura que se sienten produce pinchazos en el esófago. Volvemos a lo mismo: nunca debió extenderse "Jurassic Park" más allá de la obra original, todo lo posterior ha sido basura para hacer dinero fácil en taquilla.
Y ni siquiera Spielberg quiso encargarse de reciclarla, le dejó el trabajo a su colega Joe Johnston, que tanto insistió en una 3.ª entrega...sin tener idea de en qué infierno estaba a punto de meterse. Así esta es una de tantas producciones cuyo desarrollo siempre resulta más interesante que el producto final, y es que "JPIII" era la crónica de una extinción anunciada desde su misma concepción, con ese guión que daba vueltas reescribiéndose miles de veces, un rodaje siempre retrasado, el director deseando largarse en no pocas ocasiones, Spielberg que nunca daba la cara en el set, los actores enfadados...todo mezclado entre las bonitas localizaciones de Hawaii y Kauai...

La premisa, concebida a diez manos, es horrorosa: Grant vive en su alegre cotidianidad excavando huesos y centrado en sus velociraptors, con un ayudante llamado Billy que ha creado una copia de la laringe de ellos, pero Ellie no está, se ha ido a tener un hijo, al que dan ganas de partirle los dientes, con un agente del Gobierno o algo así (luego veremos por qué son introducidos estos dos elementos tan gratuitamente), y aquí es cuando el matrimonio soborna a Grant para ir a visitar la puñetera isla (que no es Nublar, es otra...). Pero si algo se aprecia es una enfermiza obsesión por hacer añicos la leyenda de la serie, como si Spielberg quisiera atentar contra ella.
Grant habla con desdén del Jurassic Park y de John Hammond, reafirma que nada le hará volver a enfrentarse a un dinosaurio (salvo muchos millones, claro), ya no forma equipo con Ellie, incluso, y esto fue el puñal definitivo en mi corazón, una vez llegue la expedición a la isla asomará un bicho nuevo (el spinosaurus, otro del cretácico) que al más puro estilo "kaiju-eiga" se enzarzará contra el mítico tyrannosaurus partiéndole el cuello. Es decir, la estrella de "JP" desde siempre, su símbolo por excelencia, eliminado a las primeras de cambio. ¿Qué están haciendo, por Dios?

La trama es un accidente. El avión se estrella, no mueren todos por desgracia, sino que se las apañan para seguir buscando al hijo perdido del matrimonio imbécil (que ya conocemos al principio), por tanto Grant está engañado, igual que nosotros (así sabe lo que se siente); el humor, por cierto, empezó a bordo a través de un sueño que es ya una de las secuencias más horripilantes de todos los tiempos. Pero también es un aviso: lo absurdo dominará sobre cualquier cosa, ya sea desarrollo narrativo, descripción de personajes, sucesión de la acción o diálogos; Johnston da un toque infantiloide al film creyéndose que está otra vez en "Jumanji" o "Cariño, he Encogido a los Niños".
Esto hace de lo terrorífico y dramático comedia involuntaria y el efecto es espantoso, empezando por los dinosaurios, cuyas apariciones son arbitrarias y siempre buscando el respingo del espectador (no el miedo, como lograba la 1.ª entrega, y poco me importa si el trabajo de efectos cumple más o menos). Pero los personajes son los peor (mal)tratados: Macy y Leoni dan grima, sólo quieres sentarte a ver cómo los velociraptors les devoran los hígados poco a poco; Neill ya nos ha demostrado que es una caricatura de sí mismo; Alessandro Nivola es un cero a la izquierda que va de héroe y el resto tienen casi el mismo papel que los mercenarios de "JPII".

¿Y el niño? Es uno de los hijos que Mel Gibson tenía en "El Patriota" y ya no he vuelto a verle más, gracias a Dios. Desde luego Johnston se influencia de su propio cine y da mucho crédito a este papanatas que se pretende un cruce de John Rambo, Robinson Crusoe y el "Mouth" de "Los Goonies"; todas las escenas, diálogos e interacciones concernientes a este personaje (que sabe muy bien sobrevivir solo pero no tarda en ponerse en peligro cuando se pega a los adultos...) dan vergüenza ajena, y además tiene la desfachatez de burlarse de Ian Malcolm, quien debería haber aparecido en un cameo y darle cuatro guantazos.
Estos elementos juntos dan para poco en una historia que recicla cosas (la cría de tyrannosaurus "raptada" en "JPII" por los huevos de velociraptors aquí), no se toma su verdadero tiempo para detenerse a contar algo interesante y el ritmo es demasiado rápido, no hay misterio, ni intriga, y sobre todo no hay magia...esa fascinación que Spielberg era capaz de hacernos alcanzar, porque nunca nadie ha filmado los dinosaurios como él, nadie ha conseguido darles ese aire aterrador y majestuoso al mismo tiempo. Yo los miro aquí y veo fósiles andantes cubiertos de efectos digitales caros.

El recurrente chiste del timbre del teléfono ni lo quiero recordar (en la panza del spinosaurus y lo escuchamos como si esto fueran los Looney Tunes...), y el clímax con el despliegue militar en la playa cual película de Michael Bay es que deja ojiplático para dos semanas.
¡Ni siquiera la banda sonora es de Williams!, y pese a todo esta porquería fue un éxito de taquilla, por la sencilla razón de que el público tenía hambre de dinosaurios tras cuatro años. Ignoro si me gustó de niño, sólo he intentado enterrarla en el olvido...junto con Téa Leoni.
Chris Jiménez
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