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Voto de Chris Jiménez:
5
2,5
8.888
Ciencia ficción. Acción
En el año 3000 ya no existen ciudades ni naciones, la Tierra es un yermo desolado y la raza humana está a punto de extinguirse. Desde hace mil años, una malvada raza de alienígenas, los Psychlo, aniquilaron las defensas terrestres y esclavizaron a los hombres. El joven Jonni Goodboy Tyler parece ser la única esperanza de la humanidad. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2023
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Alienígenas y humanos, su punto de encuentro: La Tierra, a 1.000 años de nuestro presente. Una gran epopeya de ciencia-ficción; el escenario, los elementos, los personajes están ahí. Lafayette Ronald Hubbard los tenía y los juntó.
Por desgracia el destino los quiso poner todos en su contra y hoy nos hallamos ante el resultado, que es "Battlefield, Earth".
Y no es tanto dicho resultado lo realmente dañino como todo el proceso que lo envolvió, porque me atrevo a asegurar que la presente película se estrena hace un par de años con Joaquin Phoenix en el papel del villano, cambiando el género del protagonista para ser interpretado por Daisy Ridley y lo mejor, sin cambiar una sola coma de guión, y seguro que las colas ante los cines abarcarían miles de kilómetros. Pero el ser humano es sugestionable, se mueve por prejuicios, se deja embaucar y sigue a una masa sumida en la misma sugestión, y si no figuras en esa masa eres el extraño...y es preferible serlo, la verdad.
Empezando por el principio, "Battlefield, Earth", la novela, es un placer culpable hasta quizás la mitad de su grueso de casi 300 páginas (versión "online"), una lectura tan cruda, trepidante y fascinante como confusa y desfasada; el autor: nada menos que el pensador de la dianética y fundador de la cienciología, pero dejé los prejuicios a un lado y me sumergí en una obra de ciencia-ficción "pulp" pura y dura al estilo de las que aquél escribía en sus días con la magazine Unknown. Aunque elimináramos toda la parafernalia del género y quedase únicamente un "western" donde los indios se revelaban contra los invasores colonos, las ventas se dispararon hasta el infinito.
Aquí es cuando todo empieza a virar en una dirección perjudicial. El libro fue desmitificado por muchos críticos profesionales, pero los números seguían en alza...al parecer la Iglesia de la cienciología ayudaba a ello con sutiles artimañas, hasta que la adaptación al cine se empezaba a fraguar; pero incluso teniendo lugar en 1.982 ésta habría terminado en fracaso dado lo obsoleto de la historia y la imposibilidad de llegar al presupuesto. Poco después, al morir de un derrame cerebral, iba a dejar de ser su deseo para convertirse en el de otro, el inopinado John Travolta, ferviente seguidor de su secta-organización-religión. Pero un deseo que muta en obsesión.
O por dicha o por desgracia pasarían años hasta que el actor recuperara el prestigio perdido, y encauzado de nuevo en la industria irá presionando a todo el mundo para llevar a cabo la visión de su (gracias a Dios) ya fallecido maestro. Una vez más, en pleno año 2.000, con las innovaciones que han traído "Matrix", las recientes películas de Marvel y la sorpresa de "La Amenaza Fantasma", la ficción se ha modernizado, ha crecido, e insistir sobre "Battlefield, Earth" no es buena idea; Travolta sigue a lo suyo: se apega a Franchise (una especie de Cannon del nuevo siglo), reúne financiación de todas partes y enreda al pobre Roger Christian.
La carrera de este veterano diseñador de producción y versátil realizador fue más o menos consistente desde los '70, pero a partir de su encuentro con el de New Jersey todo cambió; son cosas que se sabían, alguien debió haber parado esto porque era la crónica de una muerte anunciada desde antes del primer día de rodaje, repartido entre Canadá y Corea del Sur. Como se puede ver los antecedentes son más interesantes que el producto, el cual ya se inicia con un grave error: indicar al espectador todo lo que sucede y no dejar lugar a la sorpresa.
El libro empezaba con una curiosa conversación entre alienígenas (uno de ellos el villano psychlo Terl) sobre la condición del ser humano según su punto de vista, pero el guión que maneja Christian ha sido retocado hasta la saciedad, y en la película vamos directamente a la tribu de Tyler, ocultos en las montañas como nuestros antepasados. Este tramo donde se hace frente a la superstición impuesta por una pequeña y temerosa sociedad no sólo contiene trazos de la ideología de Hubbard, sino que remite a "Yo fui un Cavernícola Adolescente", con el dudoso Barry Pepper (en las páginas uno visualiza mejor al musculoso Richard Norton) en el mismo papel que Robert Vaughn cuatro décadas antes.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Nada importó el compromiso durante el rodaje ni el empeño de Christian. Las malas conexiones con Hubbard y las farsas de la cienciología destruyeron la credibilidad de la película antes de estrenarse, y al hacerlo fue el fracaso de taquilla y crítica más sonoro del momento; poco ayudaron las declaraciones de Travolta, que comparaba "Battlefield, Earth" con "Star Wars", ni las hipócritas disculpas que algunos implicados (que se supone disfrutaron mucho en el set) pidieron públicamente por su participación. La guinda la puso la demanda y el juicio al presidente de Franchise por estafar cifras millonarias a numerosos inversores para el proyecto.
Pero como obra, lejos de todas estas tormentas mediáticas, económicas y judiciales, no llega al horror que muchos afirman; es ridícula, anticuada y llena de agujeros de guión, pero se puede atesorar como placer culpable, e incluso de culto...lo que personalmente me niego a decir de "El Ataque de los Clones", "Equilibrium", "El Sonido del Trueno", "Yo, Robot", los "remakes" de "Rollerball" y "El Planeta de los Simios", la secuela de "Matrix", la 3.ª entrega de "Terminator" o la versión de "Resident Evil" de Paul Anderson, títulos que circularon en las mismas fechas...
y que representan, mucho más que la obra de Christian, la miseria más baja y abyecta de la ciencia-ficción de principios de siglo.
Por desgracia el destino los quiso poner todos en su contra y hoy nos hallamos ante el resultado, que es "Battlefield, Earth".
Y no es tanto dicho resultado lo realmente dañino como todo el proceso que lo envolvió, porque me atrevo a asegurar que la presente película se estrena hace un par de años con Joaquin Phoenix en el papel del villano, cambiando el género del protagonista para ser interpretado por Daisy Ridley y lo mejor, sin cambiar una sola coma de guión, y seguro que las colas ante los cines abarcarían miles de kilómetros. Pero el ser humano es sugestionable, se mueve por prejuicios, se deja embaucar y sigue a una masa sumida en la misma sugestión, y si no figuras en esa masa eres el extraño...y es preferible serlo, la verdad.
Empezando por el principio, "Battlefield, Earth", la novela, es un placer culpable hasta quizás la mitad de su grueso de casi 300 páginas (versión "online"), una lectura tan cruda, trepidante y fascinante como confusa y desfasada; el autor: nada menos que el pensador de la dianética y fundador de la cienciología, pero dejé los prejuicios a un lado y me sumergí en una obra de ciencia-ficción "pulp" pura y dura al estilo de las que aquél escribía en sus días con la magazine Unknown. Aunque elimináramos toda la parafernalia del género y quedase únicamente un "western" donde los indios se revelaban contra los invasores colonos, las ventas se dispararon hasta el infinito.
Aquí es cuando todo empieza a virar en una dirección perjudicial. El libro fue desmitificado por muchos críticos profesionales, pero los números seguían en alza...al parecer la Iglesia de la cienciología ayudaba a ello con sutiles artimañas, hasta que la adaptación al cine se empezaba a fraguar; pero incluso teniendo lugar en 1.982 ésta habría terminado en fracaso dado lo obsoleto de la historia y la imposibilidad de llegar al presupuesto. Poco después, al morir de un derrame cerebral, iba a dejar de ser su deseo para convertirse en el de otro, el inopinado John Travolta, ferviente seguidor de su secta-organización-religión. Pero un deseo que muta en obsesión.
O por dicha o por desgracia pasarían años hasta que el actor recuperara el prestigio perdido, y encauzado de nuevo en la industria irá presionando a todo el mundo para llevar a cabo la visión de su (gracias a Dios) ya fallecido maestro. Una vez más, en pleno año 2.000, con las innovaciones que han traído "Matrix", las recientes películas de Marvel y la sorpresa de "La Amenaza Fantasma", la ficción se ha modernizado, ha crecido, e insistir sobre "Battlefield, Earth" no es buena idea; Travolta sigue a lo suyo: se apega a Franchise (una especie de Cannon del nuevo siglo), reúne financiación de todas partes y enreda al pobre Roger Christian.
La carrera de este veterano diseñador de producción y versátil realizador fue más o menos consistente desde los '70, pero a partir de su encuentro con el de New Jersey todo cambió; son cosas que se sabían, alguien debió haber parado esto porque era la crónica de una muerte anunciada desde antes del primer día de rodaje, repartido entre Canadá y Corea del Sur. Como se puede ver los antecedentes son más interesantes que el producto, el cual ya se inicia con un grave error: indicar al espectador todo lo que sucede y no dejar lugar a la sorpresa.
El libro empezaba con una curiosa conversación entre alienígenas (uno de ellos el villano psychlo Terl) sobre la condición del ser humano según su punto de vista, pero el guión que maneja Christian ha sido retocado hasta la saciedad, y en la película vamos directamente a la tribu de Tyler, ocultos en las montañas como nuestros antepasados. Este tramo donde se hace frente a la superstición impuesta por una pequeña y temerosa sociedad no sólo contiene trazos de la ideología de Hubbard, sino que remite a "Yo fui un Cavernícola Adolescente", con el dudoso Barry Pepper (en las páginas uno visualiza mejor al musculoso Richard Norton) en el mismo papel que Robert Vaughn cuatro décadas antes.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Nada importó el compromiso durante el rodaje ni el empeño de Christian. Las malas conexiones con Hubbard y las farsas de la cienciología destruyeron la credibilidad de la película antes de estrenarse, y al hacerlo fue el fracaso de taquilla y crítica más sonoro del momento; poco ayudaron las declaraciones de Travolta, que comparaba "Battlefield, Earth" con "Star Wars", ni las hipócritas disculpas que algunos implicados (que se supone disfrutaron mucho en el set) pidieron públicamente por su participación. La guinda la puso la demanda y el juicio al presidente de Franchise por estafar cifras millonarias a numerosos inversores para el proyecto.
Pero como obra, lejos de todas estas tormentas mediáticas, económicas y judiciales, no llega al horror que muchos afirman; es ridícula, anticuada y llena de agujeros de guión, pero se puede atesorar como placer culpable, e incluso de culto...lo que personalmente me niego a decir de "El Ataque de los Clones", "Equilibrium", "El Sonido del Trueno", "Yo, Robot", los "remakes" de "Rollerball" y "El Planeta de los Simios", la secuela de "Matrix", la 3.ª entrega de "Terminator" o la versión de "Resident Evil" de Paul Anderson, títulos que circularon en las mismas fechas...
y que representan, mucho más que la obra de Christian, la miseria más baja y abyecta de la ciencia-ficción de principios de siglo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y cuando sale de la caverna de su tribu a descubrir el Mundo se encuentra con dos tipejos aleatorios que, para mi desgracia, son esos personajes cuya función es hacer de narradores al espectador, reemplazando las tan detalladas descripciones de Hubbard en el libro sobre este planeta extraño, donde un pasado primitivo se cruza con un futuro post-apocalíptico.
Esa es la sorpresa que debería haberse reservado el guión: que nos encontramos en el año 3.000, no en los tiempos del homo sapiens primitivo; al mismo tiempo es cuando la película se cae sobre su propio peso.
Ver aparecer a Travolta y a Forest Whitaker con un aspecto innombrable salido del peor capítulo de "Star Trek" no es algo agradable; estos alienígenas se parecen a los de los films de serie "B" y "Z" de los '70; tal vez funcione en el libro, pero no para el 2.000, cuando ya teníamos a los de "Men in Black", elaborados por ordenador, y desconozco quién instó a Patrick Tatopoulos para llegar a este resultado tan ridículo y grotesco. Y así se van a unir dos tramas: las de los humanos y las de los psychlos invasores, evidentemente más interesante la primera que la segunda, y lo mismo sucede en las páginas, aunque el desarrollo del argumento es algo diferente.
Si bien a Hubbard se le iba la cabeza introduciendo millones de personajes, cada uno con su espacio de narración omnisciente incluso en la misma página (maniobra realmente confusa para el lector), el guión se centra en la intriga que desenvuelve el villano Terl, supervisor de los esclavos humanos que su raza utiliza para trabajar o experimentar; pero como el personaje es repulsivo y refleja el interior más viscoso de Travolta como persona (no pocas veces clamará lo superior que es a todos los demás) uno quiere estar ante su presencia lo menos posible.
La intriga de todas formas no es complicada, es la de un "western", con el elemento vital del oro que el villano quiere llevarse para disfrutar de la vida lejos de la colonia. En su desarrollo Tyler es ahora Charlton Heston en un "Planeta de los Simios" donde los amos son extraterrestres de tres metros; se elimina su amistad con Ker, subordinado de Terl, de la novela y se pasa directamente a su rivalidad, y eso es lo más chirriante del asunto, tanto en el texto como aquí: ¿a qué cabeza hueca se le ocurriría obligar a una raza sometida a aprenderlo todo sobre su propia raza superior para poder ponerse a su altura y derrotarles con sus armas?
Pues eso hace el villano, sabiendo lo peligroso e inteligente que es de por sí Tyler. Si son una raza superior y súperinteligente no me lo están demostrando, tanto más cuanto que afirman la tremenda ignorancia de los humanos, a pesar de haber restos de la gran civilización que eran antes de las conquistas (lo dicho, ni pies ni cabeza). Esta falla terrible de caracterización y trama se junta con la manía de querer dar más protagonismo a las conspiraciones de Terl que a la superación, aprendizaje y heroicidad de Tyler, quien, claro, no desaprovecha la oportunidad para transmitir a sus compañeros todas las cosas nuevas que sabe (incluido algún que otro esbozo de dianética).
Y la última parte, que cubre hasta la mitad del libro, es el paso lógico: la rebelión. Ni más ni menos que una de indios y soldados de la Unión que podría haber hecho Delmer Daves 50 años antes; Christian, acostumbrado a los bajos presupuestos y los rodajes rápidos, rueda con oficio, no mucha personalidad, pero sabe sacar provecho de pocos meses y las limitaciones de Franchise.
Lo que nos dejaría es una forma estilizada de puesta en escena, casi siempre desde ángulos inclinados que recuerdan al cómic, y el trabajo de efectos visuales y digitales y el despliegue de la acción tiene ese encanto cutre de producción de mitad de los '90 de Albert Pyun. Tal vez esa hubiera sido una fecha más adecuada...
Esa es la sorpresa que debería haberse reservado el guión: que nos encontramos en el año 3.000, no en los tiempos del homo sapiens primitivo; al mismo tiempo es cuando la película se cae sobre su propio peso.
Ver aparecer a Travolta y a Forest Whitaker con un aspecto innombrable salido del peor capítulo de "Star Trek" no es algo agradable; estos alienígenas se parecen a los de los films de serie "B" y "Z" de los '70; tal vez funcione en el libro, pero no para el 2.000, cuando ya teníamos a los de "Men in Black", elaborados por ordenador, y desconozco quién instó a Patrick Tatopoulos para llegar a este resultado tan ridículo y grotesco. Y así se van a unir dos tramas: las de los humanos y las de los psychlos invasores, evidentemente más interesante la primera que la segunda, y lo mismo sucede en las páginas, aunque el desarrollo del argumento es algo diferente.
Si bien a Hubbard se le iba la cabeza introduciendo millones de personajes, cada uno con su espacio de narración omnisciente incluso en la misma página (maniobra realmente confusa para el lector), el guión se centra en la intriga que desenvuelve el villano Terl, supervisor de los esclavos humanos que su raza utiliza para trabajar o experimentar; pero como el personaje es repulsivo y refleja el interior más viscoso de Travolta como persona (no pocas veces clamará lo superior que es a todos los demás) uno quiere estar ante su presencia lo menos posible.
La intriga de todas formas no es complicada, es la de un "western", con el elemento vital del oro que el villano quiere llevarse para disfrutar de la vida lejos de la colonia. En su desarrollo Tyler es ahora Charlton Heston en un "Planeta de los Simios" donde los amos son extraterrestres de tres metros; se elimina su amistad con Ker, subordinado de Terl, de la novela y se pasa directamente a su rivalidad, y eso es lo más chirriante del asunto, tanto en el texto como aquí: ¿a qué cabeza hueca se le ocurriría obligar a una raza sometida a aprenderlo todo sobre su propia raza superior para poder ponerse a su altura y derrotarles con sus armas?
Pues eso hace el villano, sabiendo lo peligroso e inteligente que es de por sí Tyler. Si son una raza superior y súperinteligente no me lo están demostrando, tanto más cuanto que afirman la tremenda ignorancia de los humanos, a pesar de haber restos de la gran civilización que eran antes de las conquistas (lo dicho, ni pies ni cabeza). Esta falla terrible de caracterización y trama se junta con la manía de querer dar más protagonismo a las conspiraciones de Terl que a la superación, aprendizaje y heroicidad de Tyler, quien, claro, no desaprovecha la oportunidad para transmitir a sus compañeros todas las cosas nuevas que sabe (incluido algún que otro esbozo de dianética).
Y la última parte, que cubre hasta la mitad del libro, es el paso lógico: la rebelión. Ni más ni menos que una de indios y soldados de la Unión que podría haber hecho Delmer Daves 50 años antes; Christian, acostumbrado a los bajos presupuestos y los rodajes rápidos, rueda con oficio, no mucha personalidad, pero sabe sacar provecho de pocos meses y las limitaciones de Franchise.
Lo que nos dejaría es una forma estilizada de puesta en escena, casi siempre desde ángulos inclinados que recuerdan al cómic, y el trabajo de efectos visuales y digitales y el despliegue de la acción tiene ese encanto cutre de producción de mitad de los '90 de Albert Pyun. Tal vez esa hubiera sido una fecha más adecuada...