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Voto de Chris Jiménez:
9
Thriller. Drama. Intriga En un instituto, el último día de clase, una profesora se despide de sus alumnos y, además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les hace saber que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2018
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No es la primera vez que asistimos a la representación de ese famoso refrán que dice "la venganza es un plato que se sirve frío", pero cada vez que se da la oportunidad es, sin duda, un placer para los sentidos.
Ya he comentado antes que en el cine japonés se predica con el ejemplo al pie de la letra, cosa que se nos ha brindado en multitud de títulos. "Confessions" es uno de los más significativos.

En el último día del primer trimestre escolar, la profesora Moriguchi comenta a sus alumnos de que está dispuesta a marcharse del centro y de paso les da una pequeña charla sobra la importancia de la vida mientras estos alborotan, se ríen o miran los mensajes de sus móviles. Ese discurso, aparentemente sin trascendencia alguna, cambia de manera radical el aire del aula cuando la maestra habla a los chicos de un incidente ocurrido tiempo atrás: la muerte de su hija Manami. Ellos ya sabían lo ocurrido, pero lo que les pilla de sorpresa es enterarse de que fue un asesinato, perpetrado, para colmo de males, por dos estudiantes de la clase.
El silencio es lo que domina el ambiente ahora y Moriguchi expresa orgullosa que ha trazado una venganza contra estos dos alumnos anónimos: en los envases de leche que antes se repartieron para toda la clase fue inyectada sangre perteneciente al padre biológico de Manami, la cual está contaminada con VIH. Esto sólo será el principio, y la Ley de Protección del Menor no tendrá ninguna relevancia para esta mujer cuyo único objetivo es ver arder en el Infierno a los asesinos de su pequeña.

En mi largo caminar por los terrenos del "thriller" japonés moderno he ido descubriendo pequeñas joyas que, por desgracia ignoradas para la gran mayoría, han ser consideradas por el fan del género, pudiendo citarse "Puzzle", "Big Bang Love", "Roommate" o "Creepy". En el país nipón siempre se han realizado increíbles propuestas donde lo efectista y lo espectacular no suelen ser los elementos principales de la historia, sino más bien la creación de una atmósfera de ritmo pausado, llena de misterio, metáforas y crítica social, en la cual la sensación de claustrofobia y una latente pero oculta violencia toman el relevo en detrimento de los efectos especiales o las soluciones precipitadas y asimilables para el gran público, como ocurre en la industria del cine estadounidense.
En el caso de "Confessions" encontramos sin embargo un equilibrio perfecto entre el más clásico y finamente enhebrado suspense (con un tema central que se puede erigir como uno de los más viejos de la Historia: la venganza), y el cine actual donde la forma, las imágenes y los estilizados efectos visuales cobran especial repercusión.

Tetsuya Nakashima, obsesionado por dotar a sus obras de un colorido y preciosista imaginario, reflejado en "Paco y el Libro de dibujos Mágico" o "Conociendo a Matsuko", alcanza su punto más alto como cineasta adaptando la primera novela de Kanae Minato, una de las más célebres escritoras japonesas del género de misterio, convertida en best-seller al poco de ponerse en venta. Nakashima sabe respetar el espíritu del libro y sumergirnos en una trama sombría, tenebrosa, dramática y que empieza de manera curiosa: la típica clase de alumnos escandalosos que no prestan atención a la fría profesora de turno que habla y habla; al igual que ellos, nos sentimos nerviosos y ansiosos de que el discurso acabe.
Entonces, las palabras de la mujer, que nos van desvelando hechos pasados, se tornan interesantes y cada vez más profundas, culminando en ese increíble momento en que anuncia su acto de venganza; una media hora de monólogo absolutamente magistral, orquestada a través de una intriga que va "in crescendo" y una sucesión de preciosistas secuencias donde nuestros nervios se ponen a flor de piel anunciándonos que vamos a penetrar en un universo desconocido y excitante. Y vaya si lo hacemos.

Nakashima, cual Aronofsky, W. Refn o Kar-Wai, centra su atención en el movimiento, desplegando así un estilizado imaginario de videoclip envuelto por una fotografía triste y glacial, que refuerza el tono amargo del film, mientras conocemos a los personajes poco a poco. Pasada la primera media hora la historia avanza mediante "flashbacks" y "flashforwards", abordando el espinoso tema de la protección de menores, realizando una demoledora crítica contra el declive de la generación juvenil actual a la que vez que se van presentando los puntos de vista de los protagonistas, así nos vamos familiarizando con el pasado de Shuya, con la verdadera personalidad de Mizuki y con la degeneración mental de Naoki, lo que nos hace partícipes de una dualidad asentada sobre el desconocimiento de la verdad.
La única pega que se le puede encontrar a "Confessions" es que, desde los 30 minutos hasta la hora y veinte, segundo arco del argumento, pierde algo de fuerza y se vuelve lenta, ya que la acción no es directa, sino que navega pausadamente entre sugerentes efectos de "slow motion" y planos súper-detallistas. Por fortuna, el personaje de Moriguchi vuelve a aparecer en escena y, gracias a su concienzudo juego psicológico, en el que se demuestra que la sugestión es la más eficaz arma de tortura, da el impulso necesario a la historia durante la siguiente media hora, la mejor.

La enigmática y digna presencia de Takako Matsu la convierte en estrella absoluta de la función, aunque no se quedan a la zaga la actriz Yoshino Kimura y los jóvenes Yukito Nishii, Ai Hashimoto y Kaoru Fujiwara, cada uno brillante en sus respectivos papeles.
Este film es un juego psicológico a todos los niveles. Confunde e imbuye al espectador en un intrigante rompecabezas rebosante de drama, violencia, simbología, retorcido humor negro casi "miikiano" y sirviéndose de la venganza y la redención como base para su argumento. Se podría decir que Nakashima aúna el suspense de Kiyoshi Kurosawa y el preciosismo de Wong Kar-Wai en esta reconocida película que va camino de convertirse en una de las obras maestras del cine nipón de hoy.
Chris Jiménez
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