Si una película empieza con una reunión de gente de clase media-alta donde escuchamos hablar de arte, insatisfacción, psicología, problemas de estabilidad emocional, celos, romances prohibidos e hipocondría no hay duda: estamos viendo una de Woody Allen.

Y eso es "Hannah y sus Hermanas", la típica película con la que el neoyorkino nos honra casi cada año, autobiográfica y donde vemos por enésima vez que la trama parece sacada de restos de "Annie Hall" o "Manhattan", con esas personas sumergidas en todo tipo de conflictos cercanos, íntimos, tanto profesionales como amorosos como personales, y donde muy ingeniosamente se mezclan tanto la comedia como el drama.
Esta vez siguiendo los giros existenciales que toman las vidas de Hannah y sus hermanas Lee y Holly y todos los que están a su alrededor, contándose entre ellos al paranoico ex-marido de la primera, a su marido en la actualidad que inicia una aventura con la segunda, al ex-marido de la primera que decide salir con la tercera, al huraño esposo de la segunda...en fin, a embrollos infinitos y situaciones humanas, que nos resultan conocidas, que fácilmente podríamos ver en nuestras propias vidas.

Sí, otra más de Woody Allen, pero, eh, es una de las mejores que hizo en su etapa ochentera. Porque "La Rosa Púrpura del Cairo" puede que fuera aclamada por la crítica, pero no precisamente un éxito de taquilla; sin embargo, "Hannah...", y a pesar de estrenarse en un momento donde las películas de ciencia-ficción y aventuras eran las que llenaban más butacas, resultó un dardo certero como melodrama a todos los niveles.
Allen, aparte de volver a basarse en la más pura y cruda realidad para su obra, se inspiró en la titánica "Fanny y Alexander" de su héroe Bergman y en la italiana "Rocco y sus Hermanos" de Visconti, modelando una serie de relatos paralelos conectados por sus personajes donde, a partir de las acciones y diálogos de éstos, la trama nunca dejaba de dar vueltas. Y en esto maravillan la cantidad de buenos actores que se ajustan a la historia: Michael Caine, Mia Farrow, Barbara Hershey, Dianne Wiest, Tony Roberts, Carrie Fisher, y en especial Max Von Sydow, que seguro hizo disfrutar a Allen como un enano al dirigir éste al actor fetiche de uno de sus directores predilectos.

Lo único que se le puede achacar es que, empalmándose tan bien todas las historias de Hannah, Holly, Lee y los demás, queda muy fuera de lugar la que protagoniza el propio Allen, otra vez repitiendo a su Isaac Davis de "Manhattan", como ese neurótico productor televisivo obsesionado por tener enfermedades que en realidad no existen.
La suya es la que más gracia me ha hecho y ahí está precisamente su fallo, que es la que pretende dar el toque humorístico a la película, puramente trágica y melodramática, por eso no encaja con las otras. De todas formas, y aunque los '80 no sea mi preferida de las etapas del director, "Hannah y sus Hermanas" ha sido una de las mayores sorpresas que me llevado descubriéndola.

Junto con "Delitos y Faltas" y "La Comedia Sexual de una Noche de Verano".