Decía Woody Allen en "Manhattan", y es verdad. El amor es algo imposible de analizar con estadísticas, ciencia o hechos. Cuando llega, llega, y cuando se va, se va...así de simple.
Es la base del manual que Giovanni Veronesi se dispone a narrarnos.

Este italiano, que estrenó el año pasado "Moschettieri del Re", ya llevaba casi dos décadas en el negocio del cine, primero como guionista y luego como director, con una filmografía que se extendía desde mediados de los años '80, enfocada sobre todo en la comedia aunque no titubeante de inmiscuirse y experimentar en otros géneros, destacando casi como una ciruela en mitad de un plato de fresas el extraño "western" "Gunslinger's Revenge", que contaba con dos personalidades como Harvey Keitel y David Bowie en el reparto (nada más y nada menos).
Fue en 2.003 cuando empezaría a ganar más notoriedad con el melodrama "Che ne Sarà di Noi", escrito en colaboración de Silvio Muccino, quien también aparecería como protagonista. El resultado fue un éxito de crítica y público nominado a doce David di Donatello, que ponía a Veronesi en una buena situación, una que le hacía pensar en realizar una película con la sana intención de hallar el éxito definitivo, para arrasar en taquilla; con un guión escrito entre él, Vincenzo Cerami y Ugo Chiti, volvió a unir fuerzas con el productor Aurelio de Laurentiis (sobrino del legendario Dino) en la comedia romántica por la que se le acabaría reconociendo para la posteridad.

La trama configura su quebrada estructura a lo largo de cuatro relatos situados en Roma y conducidos en orden cronológico, donde iremos conociendo las distintas fases por las que puede pasar el amor (o el desamor, según se mire). Historias de gente corriente que vive problemas y situaciones harto conocidos unidas por un hilo fundamental. La primera es "El Flechazo", en la que el joven Tommasso, quien no tiene dinero, trabajo ni novia, y que vive de prestado con su compañero de piso, se cruza de repente y en un día horrible con el que será el amor de su vida, Giulia, y que se desvivirá por conquistar; así nos metemos de lleno en el humor que de algún modo va a estar presente en todo el metraje.
Un humor sofisticado, de enredo, ágil, desenfadado, de aroma clásico y puramente italiano (próximo en ocasiones al de Woody Allen, conversaciones a la cámara incluidas); una primera historia destinada a los jóvenes, alegre y optimista, más que lo que viene a continuación, pues nos saltamos el compromiso, el inicio del matrimonio y vamos directamente a "La Crisis", donde conocemos a un matrimonio en horas bajas, Marco y Barbara. Él odia su trabajo y a la gente y no hace por atender las exigencias de su pobre esposa, que sólo busca algo de vida en su casi destruida relación.

A partir de aquí sale a relucir lo negativo de las relaciones y la atmósfera cambia, pues el humor ya es más ácido, casi negro, al igual que las sensaciones que desprenden los protagonistas, estancandos en la frialdad de su apartamento y en el malestar de una unión matrimonial cuya separación parece inevitable. Esto conduce a "La Traición", con la que entramos en la vida de Gabriele y Ornella; ella, una policía un tanto irascible que no está satisfecha con su matrimonio, pero que acepta a su marido...aunque toda la seguridad de su mundo se desmorona cuando le descubre con la joven maestra de su hijo.
Estamos ante la visión más agresiva de la relación hombre-mujer, en la que las sombras de la debilidad carnal y la infidelidad planean por encima de ambos y acaba siendo en efecto la culpable de la ruptura; Veronesi, sin olvidar la comedia, apunta claramente al drama, que será la tónica de la última historia. De hecho, la 2.ª y la 3.ª historia aparentan ser meros paréntesis entre la 1.ª y la 4.ª, que responde a "El Abandono", cuyo protagonista sufre en silencio la repentina fuga de su mujer, aunque intente remediarlo buscando consuelo por otros medios. Melancolía, amargura, el humor se halla en el epicentro del hastío y la soledad y su efecto no es tan fuerte como las miradas de desolación de Goffredo.

Aun conteniendo sus dosis cómicas, este último tramo se ve abocado al melodrama, o al drama propiamente dicho (destacando entre las demás al hacer recaer todo el peso sobre un solo personaje, al contrario que antes, donde la película se preocupaba siempre de una pareja); no obstante, como se insinúa en las tres últimas historias, tocadas por el pesimismo, la llama de la esperanza y la redención se encuentra siempre viva. Pero algo que queda soterrado por la simplicidad de la propuesta del cineasta, y que resulta de lo más incómodo, es esa inclinación por culpar al hombre en todos los ámbitos, que aparece reflejado como acosador, torpe, egoísta, débil, cobarde, repugnante hipócrita...
En general como el instigador de la desgracia y la tristeza en la mujer. Goffredo, pese a no ser más que un perdedor, se encarga de acallar estas radicales perfidias (de hecho, en su historia, la "mala" es la mujer). Geniales interpretaciones de Silvio Muccino, Luciana Littizzetto, esa preciosa Jasmine Trinca y los impagables Sergio Rubini y Francesco Mandelli, aunque las miradas suelen caer en un Carlo Verdone maravilloso que cautiva con su exagerada (realmente italiana) y conmovedora actuación.

Arropada por una puesta en escena sencilla, de lo más costumbrista y la buena banda sonora de Paolo Buonvino, "Manuale D'Amore" es una película cuyas pretensiones no van más allá del triunfo comercial, pues el enfoque de Veronesi es fácil de apreciar, pero desde luego resulta fresca e ingeniosa.
Deliciosa tragicomedia fabricada con sencillez sobre un tema universal que ya para nadie pasa desapercibido (los diferentes puntos de vista sobre el amor, desde el más amargo y sombrío hasta el más dulce y cálido) que, como estaba previsto, arrasó en las taquillas de medio Mundo. La demás entregas no existen en mi opinión.