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Voto de Chris Jiménez:
5
Acción. Thriller Tras su último trabajo, James Bonomo, alias Jimmy Bobo (Sylvester Stallone), un implacable asesino a sueldo de Nueva Orleáns, sufre un ataque inesperado por parte de Keegan (Jason Momoa), una imparable máquina de matar que ejecuta sin contemplaciones a su compañero (Jon Seda). Dispuesto a vengarse, Jimmy se ve obligado a colaborar con Taylor Kwon (Sung Kan), un detective de la policía poco partidario de los métodos expeditivos. Sin ... [+]
24 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha pasado ya mucho tiempo desde que Hollywood dejó de vender sentimientos verdaderos, esto es un hecho y al que le duela escucharlo que se ponga tapones en los oídos.

El 98% de lo que hay en las pantallas no es real, los insoportables actores de hoy en día no le llegan ni a la suela de los zapatos a los de antes (digamos esas estrellas de hace 30 años para atrás) y el entretenimiento se sirve por medio de pantallas verdes, efectos digitales y piruteas de cámara mareantes...pero nada de auténtica emoción (siendo las recientes adaptaciones de la Marvel el perfecto ejemplo de ello).
Lástima que las nuevas generaciones no la conozcan, pero hubo una época (con 26 años no la viví, pero gracias a mi padre la he disfrutado) en la que los coches se estrellaban de verdad, las balas impactaban en los cuerpos y la sangre que salpicaba no era digital, los golpes dolían, se podían decir palabrotas y, si se terciaba, incluso pegarle un guantazo a una mujer. Era una época de héroes duros y testosterona, de damas a las que había que rescatar, de violencia y espectáculo realizado con vigorosidad y oficio; absolutamente nada de eso existe en el cine actual. Nada. Gracias a Dios aún nos quedan realizadores como Walter Hill, de esos que no se dejan domar por las nuevas tecnologías y las repelentes modas.

Si algo ha sabido ofrecer a lo largo de su extensa carrera este máximo heredero de Peckinpah, Fuller, Siegel o Winner es un cine de personalidad fuerte, hosca y áspera por encima de toda lógica (incluso la que no poseían muchos de los argumentos que manejaba), sin embargo en su última etapa fílmica se sintió abatido por el continuo fracaso comercial y decidió moverse al universo televisivo, pero como un milagro se produciría su resurreción gracias al guión que le envió Sylvester Stallone, quien también había vuelto a la vida gracias a la cuarta entrega de la saga "Acorralado" y "Los Mercenarios", con las que pretendía devolver el brillo al cine que antaño protagonizó.
El libreto, más tarde modificado a su gusto por Hill y el actor, corre por cuenta de Alessandro Camon y se basa en la novela gráfica de culto "Du Plomb dans la Tête", creada por Alexis Nolent y Colin Wilson, cuya trama arranca con un "flashback" en blanco y negro y la voz "en off" del protagonista, todo al más puro estilo "noir", para retornar sobre sí misma a través del impacto de una bala en la cabeza de un tipo. Sin concesiones, sin cuartel, al grano. Así funciona y así seguirá esta historia con un experto asesino a sueldo amargo y solitario llamado Jimmy Bonomo en busca de venganza contra los hampones millonarios que le contrataron y asesinaron a su compañero.

No hay drama ni mucha introspección psicológica, no hay sorpresas, no hay nada que suene a nuevo en esta fábula que despide testosterona a kilotones, Hill lo sabe y disfruta con su ruda simpleza, rindiendo tributo al "thriller" que le hizo conocido al prestar una atención especial en el contenido físico (disparos, sangre, golpes, explosiones, persecuciones) y no en el argumental, pues el guión de Camon acumula todos los clichés habidos y por haber del cine de acción, con sus villanos patéticos, sus interrogatorios violentos, sus protagonistas directos y rudos, su desarrollo previsible a la décima potencia, y con tres de los elementos esenciales.
Que son: la chica que tiene alguna relación con el protagonista, que usarán en su contra y a la que hay que rescatar; el subordinado invencible de los jefazos que actúa como un bobalicón, de frente y arrasando con todo; y el compañero accidental del protagonista, en este caso un policía coreano (el gérmen del mercado asiático y de lo políticamente correcto, que no nos lo quitamos de encima...), Kwon, que ha de colaborar con el asesino en un caso de corrupción policial y búsqueda de los villanos, lo que se resuelve rápido y sin muchos problemas pues lo importante aquí es andar hacia adelante y derribar todo obstáculo que haya en el camino.

Pareja con la que se pretende recordar las clásicas "buddy movies" de los '80, a las que contribuyó Hill con títulos como "Danko: Calor Rojo" y la memorable "Límite: 48 Horas", aunque esta unión, la de un joven que se guía por las normas "modernas" de la sociedad y un veterano de métodos arcaicos (en la línea del dúo formado por los protagonistas de "La Jungla 4.0") no acaba de encajar y entre ellos no existe ni un gramo de química. Más allá de los errores y agujeros de "Una Bala en la Cabeza", que son tan grandes como el Cañón del Colorado, el cineasta hace gala de su nervio y pericia para dirigir la acción.
Son las de un hombre curtido en el género, que no precisa de planos de medio segundo (Bay) ni del uso excesivo de efectos digitales (Emmerich) para ofrecer intensidad al 100%. En este descerebrado y simpático "action festival" Stallone no desaprovecha la imagen de duro implacable con la que se hizo famoso en los '80, hablando poco y pegando mucho, acompañado de un Sung Kang de carisma nulo (al que en un principio iba a interpretar Thomas Jane), un ridículo Christian Slater, un insoportable Jason Momoa previo a su incomprensible estrellato y la atractiva Sarah Shahi.

Hay diálogos de vergüenza ajena, situaciones absurdas que nos hacen apartar la vista de la pantalla (baste con destacar el baile de disfraces donde los protagonistas se cuelan) y tantos clichés acumulados que parece hecho adrede, pese a todo también hay emoción y contundencia a la antigua usanza, facturado con un guiño cariñoso y mordaz a aquel cine.
La película, claro, fue un rotundo fracaso de público, y es que este cine, tan duro, sencillo, auténtico y sobre todo masculino no le interesa a nadie hoy (por desgracia son la capitana Marvel y Harley Quinn las que llevan la voz cantante en taquilla...). Con ésta Hill ya tendría su Trilogía de Estrellas del Cine de Acción, junto con "El Último Hombre" y "Danko: Calor Rojo" (protagonizadas por Willis y Schwarzenegger).
Chris Jiménez
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