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Voto de Chris Jiménez:
4
Ciencia ficción. Fantástico. Terror El doctor Zinthrop asegura que ha encontrado el secreto de la eterna juventud: se trata de un suero hecho con enzimas de avispa. Janice decide probar la pócima, y su piel se torna tersa y lozana. Pero, al agotarse accidentalmente el suero, Janice empieza a sentir los efectos secundarios; por las noches, se transforma en la mujer avispa: un monstruo que mata para obtener la sangre de sus víctimas. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ay, la eterna juventud, ansiada por el ser humano desde tiempos inmemoriales.
Y esta obsesión, unida a los peligros de los cosméticos, puede dar como resultado una interesante historia.

Estamos en los '50 y una de las tendencias que más abundan en el cine de escaso presupuesto y de los programas dobles es la protagonizada por monstruos, insectos y criaturas de cualquier índole, pero entre una ingente cantidad de títulos el que más consigue destacar es sin duda "La Mosca", que financia 20th Century Fox con un presupuesto generoso haciéndose con una recaudación que muchos envidiarían. Quizá entre ellos estuvo el sr. Roger Corman, quien en ese momento había ejercido de productor para A.I.P. en "El Pantano Diabólico", entrañable joyita del "B".
Ello se debe a que se ha lanzado a crear su propia compañía, la Filmgroup, asociado con su hermano y a menudo contando con la ayuda de Jack Hill; a partir de una historia de la actriz Kinta Zertuche y el otro colaborador del cineasta, Leo Gordon, éste no dispone evidentemente de unas arcas tan llenas como las de la Fox, por lo que no va a hacer una gran película de monstruos al estilo Bert I. Gordon. En su lugar seguirá la moda de hacer versiones baratas de exitosas producciones; en concreto se fija en la de Kurt Neumann y sustituye a su Delambre por una mujer como víctima de las perfidias de la ciencia.

Nos sumergimos en los paisajes naturales de una granja de miel donde llama la atención un extraño personaje, Zinthrop, cuyo objetivo es la vespicultura, lo cual choca con sus compañeros de trabajo y su jefe, quien no ve en él ganas de trabajar en aquipo. El guión de Gordon presenta un punto de partida bastante interesante por lo creíble y sugerente que resulta: la obsesión torcida de un hombre en contra de la razón y la sensatez, el uso experimental de animales peligrosos para el ser humano, el presagio de una catástrofe; Zinthrop parece en efecto una de tantas encarnaciones del clásico "mad doctor" de la ciencia-ficción, pero la trama cambia pronto.
Y al lugar más insospechado, una empresa de cosméticos. Por cortesía de Zertuche presenciamos un ataque bastante demoledor al desprecio por la mujer de mediana edad, uno de tantos avatares que sufre nuestra sociedad, causa de la ignominiosa cirugía estética y otros procederes inútiles por conservar una imagen falsa para esos ojos ajenos obcecados en el atractivo y la juventud; Janice representa todo esto, la jefa de la empresa que daba rostro a sus productos años atrás pero cuyo rostro está ya envejeciendo (aunque de eso no se percata uno al observar la suma belleza de una Susan Cabot de tan sólo 32 años...).

Y aquí el guión vira sobre sí mismo y sobre las convenciones del género, pues se puede intuir un cierto desastre al confluir la mente turbada de Zinthrop y el orgullo herido de Janice, sin embargo en este caso no es él quien la induce a probar su experimento para revertir el envejecimiento, sino al revés, así que las cartas están repartidas de otro modo. El doctor es un soñador desgraciado que obra a favor de la ciencia sin saber lo que realmente tiene entre manos y no el típico chiflado que anhela destruir el Mundo, muy al estilo de Delambre; entre tanto a la protagonista no se la dota de una profundidad psicológica demasiado llamativa...
Como vemos Janice sucumbe fácilmente a sus deseos, huyendo de una más que posible aparición de imperfecciones dérmicas y queriendo asemejarse a esas jóvenes e impulsivas secretarias que trabajan para ella, lo cual deja al descubierto un tratamiento bastante idiota del personaje (atención a cuando Mary expresa su preocupación y ella le pregunta, eufórica y risueña, por la edad que aparenta). Y mientras tanto Gordon teje intrigas bien planteadas, alrededor de las supuestas maniobras del doctor de las que sospechan los trabajadores de la oficina, quienes indagan en ellas cuales Sherlock Holmes (Arthur en especial, pipa en mano incluida).

Un clima de sospecha, suspense y tensión entre espacios cerrados y casi siempre en la nocturnidad ciertamente bien creado por Corman y Harry Neumann, pero por desgracia todo se desbarata por la mala decisión de introducir en la historia una mutación propia de la ciencia-ficción de la época en lugar de abogar por algo más serio. El poco interés sobre Janice cae en picado, pues el director, en lugar de hacer hincapié en su degeneración mental la transforma así como así en una pésima copia del hombre-mosca de Neumann, cuyo carácter es incomprensible y estrafalario (¿controla su mutación?, ¿ataca siguiendo un patrón determinado?).
Es de esperar la decepción: en un metraje que no pasa de la hora y cuarto hemos presenciado una hora de misterios y algún inesperado accidente, y entonces un pequeño último tramo se aboca al terror gratuito, si entendemos por "terror" las vergonzosas apariciones de una Cabot víctima de varios percances bajo el ridículo disfraz que le obligaron a ponerse y que mucho se distancia del espectacular monstruo mujer-avispa que adornaba el cartel del film para su estreno (compartido en sesión doble junto a "La Bestia de la Cueva Maldita", de Monte Hellman). Desde luego Corman, a falta de presupuesto, sabía vender bien sus productos.

Por esto mismo "La Mujer Avispa" fue la última película de la actriz, quien en la vida real sufría, curiosamente, trastornos mentales, y contó con un final muy trágico que fue a ocupar las páginas más negras de las estrellas clásicas de Hollywood...pero es otra historia. Por otra parte, sólo un envejecido Michael Mark destaca decentemente entre un reparto algo mediocre.
Y así terminó Corman los '50, con este producto baratísimo y mal recibido en el momento, bien planteado aunque terriblemente desarrollado, pero entretenido y hoy día una cinta de culto de la "trash-fiction". Cuenta eso sí, con uno de los cambios de plano más originales que se han visto (después del accidente de coche).
Chris Jiménez
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