Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
2
Acción Jack es un agente secreto que acaba de iniciar unas vacaciones con su familia. Recibe un nuevo encargo: escoltar a una ladrona de un mortífero virus que venderá al gobierno americano. En el tren que los llevará fuera de Eslovaquia, unos mafiosos intentarán adueñarse del virus. La familia de Jack, ajena a su verdadera profesión, va también en el tren que acabará siendo un tren sin control infectado de un virus mortal. Los mandos ... [+]
29 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tren que marcha sin control, con un puñado de terroristas/mercenarios a bordo y un virus letal que de extenderse podría provocar una gran catástrofe.
¿Quién mejor a bordo para detener esta amenaza? Van Damme, ¿verdad?

No es que pueda ser motivo de discusión, es que es una realidad incuestionable: el belga, como a la inmensa mayoría de los astros del cine de acción de los '80/'90, no iba a vivir una buena etapa tras la llegada del nuevo milenio; es más, su última película medianamente potable fue "Muerte Súbita", ya tenía su tiempo (tal vez podamos nombrar "The Quest", pero por nostalgia más que por valor auténtico), y ni siquiera sus colaboraciones con cineastas orientales le servían. El brillo y la estrella de este hombre se apagaban a velocidades supersónicas.
A esas velocidades decidió subirse en el tren que sería escenario fundamental de "Sin Control", producto de baja calidad, bajísima, resuelto a base de filmar en localizaciones de Europa del Este con actores nativos para ahorrar costes (una de las maniobras habituales, luego convertida en cliché, de las producciones de bajo presupuesto a partir del 2.000). Se inicia no con nuestro querido héroe, sino con una Laura Harring que parece estar en una parodia de la escena de apertura de "Mulholland Drive"; por supuesto está a millones de años luz de Rita esta Galina, que viene a ser una ladrona experta de guante blanco henchida de chulería y mala uva (parece que quisiera ser ella la protagonista).

Van Damme se conforma (porque al hombre, cual ejército vencido, sólo le quedaba resignarse y conformarse con los golpes que le vinieran) con hacer otra vez de padre irresponsable y demasiado ocupado con su trabajo de agente de la O.T.A.N., que a regañadientes acepta sus misiones, dejando a su familia tirada en pleno cumpleaños. Bajo el nombre de Jacques ha de escoltar a aquella mujer hasta Munich, y ya solo su encuentro y las situaciones que se desarrollan a partir de él es la muestra perfecta de la calidad de esta obra y de las cosas que podemos esperar de ella...si decidimos quedarnos a verla.
¿Qué es lo que provoca este rechazo? La dirección a cargo de Bob Misiorowski, nada menos, guionista y productor veterano que creyó que tenía talento para el cine y sólo facturó un cúmulo de títulos directos para tirar a la basura (decir que "Air Panic" y "Shark Attack" son suyas...); todo falla en su exposición de la acción, manejo de la cámara y atención a los actores, y cree que ofrece un estilo "cool" cuando lo único que hace es marearnos (lo peor es cómo el terrible montaje, lleno de cortes sin sentido, se cruza con una banda sonora escogida por un sordo, pues nada cuadra debidamente). ¿Qué nos queda después de asimilar este atentado técnico?

Ver al belga y a la mexicana, que básicamente se dedica a explotar su atractivo físico (tampoco tanto, no la veremos desnuda para no dañar la corrección política) mientras expone una abismal falta de carisma, a bordo de un tren donde va a sucederse un argumento que mezcla cual batidora oxidada los de obras recientes de aquel momento como "Atomic Train" y "Operación "Wolverine" " y nos recordará sobre todo al clásico "El Puente de Cassandra", ya que las intrigas terroristas sobre raíles con pedigrí catastrófico es algo que se lleva haciendo desde hace tiempo...y casi siempre con una amenaza biológica, vírica o nuclear de por medio.
Pero Van Damme, tan resolutivo como en el estadio de Pittsburgh en "Muerte Súbita" (aunque menos de lo que fue Seagal en el tren de la secuela de "Alerta Máxima"), nos viene a dejar claro que, estando él a bordo para detener a los villanos, la amenaza reduce su peligro; lo lógico es que hubieran salido corriendo después de ver el catálogo de personajes secundarios aquí distribuido, algunos arquetipos repetidísimos que ya parecen clichés obligatorios (el muchacho que ha perdido a su novia, el revisor que se alía con el héroe o el ranchero texano, siempre con el mismo ridículo atuendo y la actitud odiosa).

Qué giro más original da el guión cuando decide meter de por medio a la familia de Jacques; no, no es original, sino confuso, pues el papel de fémina protagonista pasa de Harring a la menos atractiva Susan Gibney y la otra queda en segundo plano, y se apela aún más a las situaciones dramáticas estereotipadas (la esposa y los hijos sólo están ahí para servir de chantaje y moneda de cambio a los terroristas). El mal hacer del director redondea los vergonzosos diálogos y la incongruencia narrativa que, junto a escenas de acción penosas a base de cromas, farragoso CGI y miniaturas mal disimuladas, supone un desafío para los nervios del espectador.
El delirio se desata al mismo tiempo que el virus, ya que la película juega a atraparnos en la tensión claustrofóbica y el drama, pero esto es imposible de discernir por la inclinación de Misiorowski a lo absurdo, sobre todo en lo que se refiere al enfrentamiento entre el héroe y los malos, malos en el sentido más literal del término, porque así son los actores que les "dan vida", malos hasta las últimas consecuencias y autoparódicos sin proponérselo, como si dijeran sus líneas para hacernos reír involuntariamente. Y todo, como reza el título, se precipita al vacío de lo horriblemente previsible...de hecho el virus incluso resulta ser beneficioso para los personajes.

Así, Jacques se reconciliará con su familia y su jefe será arrestado, Galina tendrá la oportunidad de hacer una noble acción, igual que el ranchero texano, incluso el chico sentimental se reunirá con su enamorada perdida (¡!)...
El instante clave en que al espectador le pueden reventar las sienes es cuando el hijo del protagonista (en realidad el hijo de Van Damme, Kristopher, que sin duda ha heredado del padre el talento para la interpretación) se revuelve de una patada contra los terroristas cual Vanessa Chester en la secuela de "Jurassic Park". Por mi parte le doy dos puntos...cada uno por los pechos de Harring, que merecían más atención.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow