Porque ese es el objetivo de esta película, y buscarle otro es inútil, la verdad. Quien vaya a verse un drama lo hace porque sabe lo que se va a encontrar, lo mismo que el que decide ponerse una película romántica.
Si vas a ver "Salto al Peligro" tienes que ser fan de dos cosas: de las pelis de acción americanas inverosímiles y de Wesley Snipes...bueno, y también del paracaidismo, qué coño. Si es así te gustará.

Ahí está, desde el principio haciéndose notar. Es Wesley Snipes, otra vez de héroe de acción, y con una carta de presentación que le viene como anillo al dedo: "me gustan las mujeres guapas, calladas y tontas, […] no como aquella feminista mongola". ¡Toma ya!, eso sí que es echarle cojones, pero es que Snipes es mucho Snipes, y en esta aventura de altos vuelos va a demostrarnos lo que vale metiéndose en la piel del implacable y bastante fanfarrón marshal Peter Nessip, quien tiene la obligación de escoltar, junto a su hermano Terry, a un experto en hackeo informático la mar de irritable, Earl Leedy, hasta una nueva prisión de alta seguridad.
Como en todas estas películas, los protagonistas empiezan con una misión sencilla, pero siempre ocurre algo que la hace ser de todo menos sencilla; en este caso un grupo de terroristas montan una de aúpa en el avión, secuestrando a Leedy, matando a Terry y saltando del aparato. De este modo, Nessip iniciará por su cuenta y sin descanso una investigación para atrapar a los responsables, y lo tendrá que hacer situándose en el terreno donde ellos mejor se mueven: el de los saltos en paracaídas.

A finales de 1.994 se estrenaron dos películas sobre paracaidismo, "Velocidad Terminal", de Deran Sarafian, y "Salto al Peligro". La primera salió en Septiembre, la que nos ocupa en Diciembre, y todo parece indicar que los productores de la Paramount querían hacerle la competencia a los de Hollywood Pictures, quienes usaron la idea de los paracaidistas profesionales Guy Manos y Tony Griffin poniendo al frente del proyecto al veterano director John Badham y contando con Steven Seagal para el papel principal, cosa que al final no se materializó (si llega a estar el hombre del aikido y la coleta el film habría sido distinto).
El señor Badham, cuya carrera cinematográfica continuaba en una línea comercial constante a mediados de los '90 con títulos que generaban gran éxito en la taquilla (como, por ejemplo, "Dos Pájaros a Tiro"), era uno de los directores perfectos para abordar una película de este estilo, pues el hombre ha tenido siempre buen tino para manejar la acción frenética combinada con una simpática comedia; "Procedimiento Ilegal" o la protagonizada por la pareja Gibson/Hawn lo atestiguan, aunque "Salto al Peligro" era algo más seria que sus anteriores obras (guardando las distancias).

Como bien he dicho en el título de mi crítica, el film se hace bastante ameno, pese a que sus 100 minutos podrían haber sido reducidos a 80, pero en fin. El director sabe cómo garantizarle al espectador un espectáculo entretenido, sencillo, un espectáculo digno del cine de acción americano de los '90, que se pasa entre emocionantes secuencias bien filmadas, diálogos sin mucha miga y en ocasiones descacharrantes, personajes de lo más estereotipados y un argumento previsible pero eficaz, con sus dosis de asimilable intriga, violencia, algo de romance y humor.
Un argumento que mezcla el de "Velocidad Terminal" y el de "Le Llaman Bodhi", guardando grandes semejanzas con el de la película de Bigelow, solo que reemplazando el surf por el paracaidismo y sin darle ese toque tan espiritual y místico que tenía aquella, con cosillas de "Pasajero 57" (lo que le gustan a Snipes los aviones...) y con un tramo final que fusila totalmente la "Jungla de Cristal" de McTiernan, y que es, no obstante, lo mejor del film. Hay que rendirse ante lo evidente: la historia de "Salto al Peligro" es de todo menos original, pero una vez más hay que insistir en que esa no es la pretensión de la obra de Badham. El crítico Roger Ebert lo dijo bien claro: "Éste es uno de esos "thrillers" donde la acción es tan interesante que casi perdonas, e incluso olvidas, la trama. [...] Durante las secuencias de pura acción simplemente suspendes tu interés en la historia".

Snipes en su salsa, de chulo que sabe pelear y tener don para las mujeres, con frases impagables y que se lleva la escena más divertida de la película, esa donde le da un puñetazo a la cabrona de Jessie Crossman, bien interpretada por una Yancy Butler que demuestra que es algo más que una cara bonita (y un cuerpo de infarto), al contrario de lo que hizo en "Blanco Humano", estrenada un año antes. Gary Busey vuelve a hacer de sí mismo, para no variar, al igual que Michael Jeter y Robert LaSardo. Curiosa la aparición de Grace Zabriskie, la madre de Laura Palmer.
Entretenida, divertida y vertiginosa, y no sé al resto, pero a mí me gustó más que la de Charlie Sheen.