Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
7
Ciencia ficción. Fantástico. Romance Cuando derriban su nave espacial en Wisconsin, un ser del espacio exterior, Starman (Jeff Bridges), llega a la remota cabaña de una joven viuda, Jenny Hayden (Karen Allen), y allí toma la apariencia de su difunto marido. El extraterrestre convence a Jenny para que le lleve a Arizona, ya que si no llega a su nave nodriza antes de tres días, morirá. Al mismo tiempo, los agentes del gobierno quieren capturar al hombre de las estrellas, vivo o muerto. (FILMAFFINITY) [+]
29 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vino del Espacio Exterior, no sirviendo de investigador para futuros conquistadores de nuestro Mundo, sino para intentar hallar esa parte de nosotros que aparentemente somos incapaces de mostrar y valorar.

Nada haría suponer que algo así pudiera ser contado por John Carpenter, al menos esas fueron las impresiones de los espectadores allá por 1.984, quienes ya pudieron presenciar cómo su carrera se hundía en el fango por culpa de la (entonces) incomprendida joya "La Cosa" y se aferraba a un clavo ardiendo con "Christine". Entonces fue elegido por el mismísimo Michael Douglas, en calidad de productor ejecutivo, para ocuparse de un interesante proyecto, y cuando se vio participando en él ya había pasado largo tiempo desde su gestación.
Pero sobre todo había pasado por infinidad de manos, retocando un guión que no vio la oportunidad de ser realizado debido a su premisa tremendamente similar con la de otro llamado "E.T.", y el rotundo éxito de éste último terminó dejando al primero en un cajón hasta que ya fue seguro volver a darle luz verde. El de New York encaró una oportunidad llena de hechos inusuales: no se encargaría de la banda sonora, estaría al frente de una producción de abultado presupuesto y gran despliegue de medios como nunca antes había visto y lo más importante: atreviéndose en un estilo muy diferente al suyo...

Aunque no tanto si tenemos en cuenta una de las mayores obsesiones que han marcado su obra: el Espacio y sus posibles moradores; la premisa, bien modificada por Dean Riesner aunque sin acreditar, va a eliminar todo lo referente a subtramas políticas y centrarse en sus dos protagonistas, presentados a lo largo de un prólogo por un lado muy de los '80 y por otro en absoluto convincente. La unión entre una solitaria viuda (Jennifer) y un ser alienígena que aterriza en el Planeta con buenas intenciones resulta demasiado fortuita, incluso tontamente fortuita, además de sentimental de un modo forzado, al más puro estilo de Hollywood.
Pues aquél, en el proceso de adaptación tras su llegada, toma la forma del marido muerto, que no es otro que un Jeff Bridges en una interpretación de primeras ridícula; poco se ve el sello de Carpenter en toda esta primera parte, más bien el de un Zemeckis o un Spielberg desnortado. El director dispara dudas durante su desarrollo, en especial a la hora de tratar un acercamiento tan profundo y sentimental a sus personajes, algo raro en su cine...pero también es cierto que quizás su falta de experiencia en dicho campo sea aquello que le de un plus de frescura y naturalidad a la historia.

Y es que ésta se ha ido abriendo a nuevas dimensiones a lo largo de un viaje por carretera, convirtiendo al visitante y la alucinada mujer, quien se sentía amenazada, en deudores de las parejas de ese cine sobre amantes en fuga, tan arraigado al clasicismo norteamericano. En fuga del propio Mundo. Carpenter se olvida del terrible ser informe de "La Cosa" y nos presenta una variante de "E.T." con la que podemos simpatizar, aún más debido a su antropomorfismo; vital pues a través de sus ojos, como los de un niño, contempla al ser humano en su aspecto más salvaje, cruel y cínico, poseedor de sentimientos para él desconocidos, y no así expresándolos por medio de la violencia, la desconfianza y el temor.
Este pesimismo es rebajado con ciertos destellos de esperanza gracias no sólo a Jennifer, sino también a un colaborador de esas tropas militares empeñadas en capturar a la amenaza extraterrestre (maravilloso siempre Charles M. Smith, como el clásico doctor que prefiere emplear la razón en lugar de las armas, recurso típico de la sociedad americana, que todo lo ve como una amenaza). Es curioso que, en el caso de aquélla, el aprendizaje de mayor peso venga del lado contrario: mientras el alienígena desconoce los medios de comunicación y las emociones humanas, es el que de mejor manera las transmite a esa mujer que hace tiempo las perdió.

La evolución del viaje, y también trepidante cacería, toma así caminos sorprendentes pese a su previsibilidad; Carpenter, que hace buen uso de todos los medios que dispone (en especial de una banda sonora y una fotografía increíbles), se acerca a la pareja y sus experiencias no a través del burdo sentimentalismo, como pensábamos, sino del más profundo romanticismo (que no es lo mismo), haciendo de su ignorante extraterrestre una lección para el ser humano en cuanto a valoración de la vida, comprensión del amor y ante todo rechazo de la violencia y la muerte.
Este astuto manejo de la emoción, unido a la química y naturalidad de Bridges y Karen Allen y la música de Nitzsche (un combo indiscutible), consigue que ciertas escenas, que en manos de otros habrían resultado obvios momentos para provocar la lágrima fácil, atraviesa y remueve por dentro al espectador (a destacar el de la revelación en el tren, el milagro para esa Jennifer que, además de incapaz de traer vida, y con ello esperanza, a un mundo tan oscuro y corrupto, va a verse forzada por el extraño destino a volver a perder al hombre que amó...). En su momento fue sobre todo la crítica la que mejor respondió.

En cuanto a taquilla, sin obtener malas cifras, fue imposible para la película calar debidamente en el público ya que el éxito de "E.T." aún estaba fresco y no podía solaparse de la noche a la mañana. Douglas no se equivocó; Carpenter dio lo mejor de sí mismo en terrenos desconocidos y el resultado así lo indica.
El último "Adiós" que masculla Allen y el modo en que su aliento se va diluyendo conforme el amado se pierde entre las luces de la nave es de tal intensidad dramática que nos aprieta el corazón. Estarán de acuerdo muchos en señalar "Starman" entre las historias de amor más grandes del cine, en especial el de ciencia-ficción...
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow