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Voto de Chris Jiménez:
7
4,7
33
Terror. Thriller
La familia Torme va de día de campo a un apartado lugar, sin imaginar que son el blanco de un cazador demente, que los asesina a todos menos a un chico llamado Alex. Años después, éste se ve atormentado por una visión de un hombre vestido de cazador. La visión se torna cada vez más real, hasta que Alex está convencido de que un asesino lo acecha. Cuando empiezan a ocurrir extrañas muertes, comienza a temer por su salud mental. (FILMAFFINITY) [+]
29 de noviembre de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando estamos sufriendo una pesadilla nuestra mente nos engaña, creemos que son auténticas y ni siquiera al despertar tenemos la seguridad de haber regresado completamente.
Para Alex la pesadilla que habita dentro de su cabeza es tan poderosa como la que le asalta en el mundo real. Pero...¿qué es cierto y qué mentira?, ¿qué es fantasía y qué realidad?
Para aquellos, como un servidor que escribe estas líneas, que sienten gran debilidad por lo que la mágica década de los '80 es capaz de ofrecer (en términos cinematográficos), sabrán que podemos encontrar todo tipo de obras enmarcadas en la tan fértil cantera del género de suspense y terror; algunas de gran éxito en su momento que perduran como maravillas del 7.º Arte, otras tantas que no llegaron a captar la atención pero con el paso del tiempo se convirtieron en títulos de culto, y luego están esas películas de serie "B" y "Z" que iban directamente a parar a las estanterías de los videoclubs más mugrientos cuyo valor era casi nulo...
Sin embargo también existen producciones de escaso presupuesto pero mucho ingenio detrás que, por A o por B, nunca consiguieron atraer la atención del público y quedaron enterradas en el más injusto de los olvidos; el porcentaje de este grupo es pequeño pero estamos ante uno de esos ejemplos. La independiente y humilde "Delirio Criminal" apareció en los últimos estertores de la década, en 1.988, de la mano del joven actor Thom Babbes (quien también aparece en el film), cuyo guión acabó llevando a Kristine Peterson, que hasta entonces sólo había ejercido de asistente de dirección y directora de segunda unidad, a estrenarse como realizadora.
En plena fecha de Navidad una familia prepara la cena esperando al hijo mayor; el pequeño, Alex, pide a su madre abrir un regalo mientras el padre discute por teléfono con la esposa de un compañero de su empresa al que ha tenido que despedir; la calma la rompe un asesino que invade la casa con una escopeta y dispara contra los padres del chico, quien corre por su vida ocultándose entre la espesura del bosque. Un comienzo digno del mejor "thriller" se funde en una elipsis de diez años, presentando a Alex como un universitario deseando ser escritor.
Un chico al que, por desgracia, no deja de asaltarle el recuerdo de aquella noche y del hombre que mató a su familia, Norman Perkins. Babbes dedica tiempo a los personajes mientras hace concesiones al cine de terror de la época, tanto en forma como en estilo; de hecho, en este tramo serán inevitables las similitudes con "Pesadilla en Elm Street" (la secuencia de los cuchillos emergiendo del colchón) o "Visiones", también realizada el mismo año, donde el poder de los perturbadores sueños se convierte en revulsivo de la trama. Pero las apariencias engañan desde el primer momento pese a que creamos lo contrario intentando saber más que la propia película.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Pese a la evidente escasez de presupuesto, Peterson se desenvuelve con solvencia tras la cámara demostrando talento para combinar ejercicio de estilo, terror onírico de vena "craveniana", gótico suspense, drama, romance y hasta humor negro mientras se sirve de las nada desdeñables interpretaciones del cuarteto protagonista, Mitchell Anderson, Xander Berkeley, la atractiva Juliette Cummins (la Robin de la 5.ª parte de "Viernes 13") y el propio Babbes (¿por qué decidiría encarnar al personaje más odioso?).
Ciertamente, viendo la posterior filmografía de la directora (donde destacan la tercera entrega de "Critters" o el "thriller" erótico "Doble Atracción"), se puede afirmar que nunca haría nada que igualase la eficacia y fuerza de este, su debut. "Delirio Criminal" (de mejor título original "Deadly Dreams") se destapa como un desconcertante y terriblemente absorbente ejercicio de intriga que sin problemas logra elevarse por encima de los muchos films de similar temática y género de la época.
Lástima que haya pasado tan desapercibido...
No se dejen engañar ni por el poster del film ni por su trailer, que lo vendió como una fábula de terror al uso.
Para Alex la pesadilla que habita dentro de su cabeza es tan poderosa como la que le asalta en el mundo real. Pero...¿qué es cierto y qué mentira?, ¿qué es fantasía y qué realidad?
Para aquellos, como un servidor que escribe estas líneas, que sienten gran debilidad por lo que la mágica década de los '80 es capaz de ofrecer (en términos cinematográficos), sabrán que podemos encontrar todo tipo de obras enmarcadas en la tan fértil cantera del género de suspense y terror; algunas de gran éxito en su momento que perduran como maravillas del 7.º Arte, otras tantas que no llegaron a captar la atención pero con el paso del tiempo se convirtieron en títulos de culto, y luego están esas películas de serie "B" y "Z" que iban directamente a parar a las estanterías de los videoclubs más mugrientos cuyo valor era casi nulo...
Sin embargo también existen producciones de escaso presupuesto pero mucho ingenio detrás que, por A o por B, nunca consiguieron atraer la atención del público y quedaron enterradas en el más injusto de los olvidos; el porcentaje de este grupo es pequeño pero estamos ante uno de esos ejemplos. La independiente y humilde "Delirio Criminal" apareció en los últimos estertores de la década, en 1.988, de la mano del joven actor Thom Babbes (quien también aparece en el film), cuyo guión acabó llevando a Kristine Peterson, que hasta entonces sólo había ejercido de asistente de dirección y directora de segunda unidad, a estrenarse como realizadora.
En plena fecha de Navidad una familia prepara la cena esperando al hijo mayor; el pequeño, Alex, pide a su madre abrir un regalo mientras el padre discute por teléfono con la esposa de un compañero de su empresa al que ha tenido que despedir; la calma la rompe un asesino que invade la casa con una escopeta y dispara contra los padres del chico, quien corre por su vida ocultándose entre la espesura del bosque. Un comienzo digno del mejor "thriller" se funde en una elipsis de diez años, presentando a Alex como un universitario deseando ser escritor.
Un chico al que, por desgracia, no deja de asaltarle el recuerdo de aquella noche y del hombre que mató a su familia, Norman Perkins. Babbes dedica tiempo a los personajes mientras hace concesiones al cine de terror de la época, tanto en forma como en estilo; de hecho, en este tramo serán inevitables las similitudes con "Pesadilla en Elm Street" (la secuencia de los cuchillos emergiendo del colchón) o "Visiones", también realizada el mismo año, donde el poder de los perturbadores sueños se convierte en revulsivo de la trama. Pero las apariencias engañan desde el primer momento pese a que creamos lo contrario intentando saber más que la propia película.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Pese a la evidente escasez de presupuesto, Peterson se desenvuelve con solvencia tras la cámara demostrando talento para combinar ejercicio de estilo, terror onírico de vena "craveniana", gótico suspense, drama, romance y hasta humor negro mientras se sirve de las nada desdeñables interpretaciones del cuarteto protagonista, Mitchell Anderson, Xander Berkeley, la atractiva Juliette Cummins (la Robin de la 5.ª parte de "Viernes 13") y el propio Babbes (¿por qué decidiría encarnar al personaje más odioso?).
Ciertamente, viendo la posterior filmografía de la directora (donde destacan la tercera entrega de "Critters" o el "thriller" erótico "Doble Atracción"), se puede afirmar que nunca haría nada que igualase la eficacia y fuerza de este, su debut. "Delirio Criminal" (de mejor título original "Deadly Dreams") se destapa como un desconcertante y terriblemente absorbente ejercicio de intriga que sin problemas logra elevarse por encima de los muchos films de similar temática y género de la época.
Lástima que haya pasado tan desapercibido...
No se dejen engañar ni por el poster del film ni por su trailer, que lo vendió como una fábula de terror al uso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La aparición de una misteriosa chica de pasado demasiado transparente y la presencia del amigo idiota (personaje tópico y detestable), el hermano ambicioso y pequeños momentos de terror no cambia lo que realmente esconde "Delirio Criminal", y es el profundo y amargo drama de un joven incapaz de perdonarse a sí mismo por la muerte de sus padres, cuyo autor del asesinato, aun muerto desde hace tiempo a causa del suicidio, le persigue sin cesar, en sus sueños, en su vida.
Llegado a este punto Peterson empieza a olvidarse del onirismo inherente al horror y se concentra en la descontrolada autodestrucción en la cual se está sumiendo Alex.
El chico asustado de película de terror para adolescentes pasa a ser un hombre cuyo mundo se desmorona por momentos, atormentado por el trauma y atrapado por las visiones, al igual que el John Smith de "La Zona Muerta" (pero incluso privado de la capacidad de cambiar el destino); en un momento dado, por obra y gracia del ingenio de Babbes, lo real se funde con lo onírico adivinándose el presagio de un desastre irremediable mientras las inusuales vueltas del argumento comienzan a zurcir los pliegues de lo que parece ser una intriga conducida por la manipulación, la traición, la ambición y las falsas identidades, más propia de Adrian Lyne o Curtis Hanson.
Y si la norma de "nada debe ser lo que parece" no ha quedado bastante clara, ahí está la evolución de Danny, que pasa de ser el estúpido amante de las bromas a un personaje dramático y de peso en el desarrollo de los hechos, o el descubrimiento de las pérfidas intenciones de Maggie, transformada en "femme fatale", y Jack, hermano de Alex. Si bien varios misterios se averiguan antes de que ocurran y de que Peterson decide conducir la historia hacia un clímax imprevisible pero poco agradable (como es esa revelación tan precipitada de Jack a su hermano sobre todo lo que ha estado sucediendo y sus planes), los imparables giros de guión nos dejan completamente indefensos y sólo con la opción de rendirnos ante el devenir del film, que poco o nada tiene que ver con su propio inicio.
Todo ello coronado además en el último minuto con uno de esos finales donde todo se descubre y que quitan la respiración consiguiendo el milagro de hacer que las piezas del puzzle encajen de repente, digno del mejor Hitchcock.
Llegado a este punto Peterson empieza a olvidarse del onirismo inherente al horror y se concentra en la descontrolada autodestrucción en la cual se está sumiendo Alex.
El chico asustado de película de terror para adolescentes pasa a ser un hombre cuyo mundo se desmorona por momentos, atormentado por el trauma y atrapado por las visiones, al igual que el John Smith de "La Zona Muerta" (pero incluso privado de la capacidad de cambiar el destino); en un momento dado, por obra y gracia del ingenio de Babbes, lo real se funde con lo onírico adivinándose el presagio de un desastre irremediable mientras las inusuales vueltas del argumento comienzan a zurcir los pliegues de lo que parece ser una intriga conducida por la manipulación, la traición, la ambición y las falsas identidades, más propia de Adrian Lyne o Curtis Hanson.
Y si la norma de "nada debe ser lo que parece" no ha quedado bastante clara, ahí está la evolución de Danny, que pasa de ser el estúpido amante de las bromas a un personaje dramático y de peso en el desarrollo de los hechos, o el descubrimiento de las pérfidas intenciones de Maggie, transformada en "femme fatale", y Jack, hermano de Alex. Si bien varios misterios se averiguan antes de que ocurran y de que Peterson decide conducir la historia hacia un clímax imprevisible pero poco agradable (como es esa revelación tan precipitada de Jack a su hermano sobre todo lo que ha estado sucediendo y sus planes), los imparables giros de guión nos dejan completamente indefensos y sólo con la opción de rendirnos ante el devenir del film, que poco o nada tiene que ver con su propio inicio.
Todo ello coronado además en el último minuto con uno de esos finales donde todo se descubre y que quitan la respiración consiguiendo el milagro de hacer que las piezas del puzzle encajen de repente, digno del mejor Hitchcock.