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Voto de Chris Jiménez:
4
Acción Durante unas maniobras militares en un sofisticado avión que transporta dos cabezas nucleares, el mayor Deakins (Travolta), que es el piloto, intenta asesinar al copiloto, el capitán Hale (Slater), para robar la carga y pedir un rescate al gobierno de los Estados Unidos. Pero Hale consigue sobrevivir y y con la ayuda de una ranger (Samantha Mathis) del Parque Nacional donde ha aterrizado, intentará detener a Deakins. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de acción surgido de la industria hollywoodiense estaba cambiando a mediados de los '90 aunque nadie parecía darse cuenta. Cada vez con más asiduidad, y desde la llegada del condenado y celebérrimo Michael Bay, importaban menos los personajes y la existencia de un argumento sólido en beneficio de los efectos visuales y de ofrecer acción por acción...

Era la época del "techno-thriller", de las megapelículas que arrasaban en taquilla, y si alguien podía sumarse a aquella corriente era un realizador bien experimentado como John Woo. Habían pasado tres años desde que el creador de legendarios títulos como "The Killer", "Una Bala en la Cabeza" y "Hard Boiled" decidiera abandonar su país natal para cruzar el charco y aterrizar en los EE.UU., aunque las exigencias que se encontró en los estudios y con los productores americanos no parecía presagiar nada bueno; la prueba de ello fue la entretenida pero muy vacua "Blanco Humano", con la que el chino quedaría nominado a un Saturn.
Tiempo después 20th Century Fox le contrataría para otra superproducción con guión de Graham Yost muy en la línea de lo que se cocinaba entonces: films de acción desenfrenada con amenaza nuclear de por medio, premisa que a mitad de década se extendía como un virus por los estudios ("Decisión Crítica", "Mentiras Arriesgadas", "La Roca", "Reacción en Cadena", etc.). "Broken Arrow" sigue la estela de estas películas sin desviarse de sus preceptos iniciándose con una interesante secuencia (quizá la única que hallemos) a lo DePalma en la que Vic Deakins y Riley Hale, que trabajan para las Fuerzas Aéreas militares, libran un combate de boxeo.

Principio que remite a uno de los temas más viejos del cine de Woo (el de los dos amigos cuya relación se ve quebrada por situarse cada uno a diferentes lados de la ley y la moral) y que presagia un futuro duelo cara a cara entre ambos. Pero desde que vemos a Deakins lanzar esa malvada mirada sobre su compañero ya podemos adivinar antes de que nos lo cuenten qué va a suceder y cómo e incluso quién va a morir y quién vivir, y más aún sabiendo que hay dos cabezas nucleares como figura de la discordia en un argumento construido alrededor de una situación muy simple y harto conocida protagonizada por personajes estereotipados al 100%.
Por lo tanto no habrá sorpresas en esta historia de la que no nos cuesta creer que haya sido escrita por el guionista de la no así más ingeniosa "Speed". Con el aterrizaje forzoso del avión y los pilotos empieza a moverse la película, cuyo escenario vital será el profundo y vasto desierto de América, donde Hale organizará una cacería contrarreloj para desbaratar los demenciales planes de Deakins (a lo Correcaminos contra el Coyote), contando con la ayuda de Terry, una ranger que aparece de la nada, de los fallos más enormes del guión, cuyo encuentro con el protagonista será de lo más absurdo (¡atentos a cómo se presenta ante él!).

Sin embargo nada, o casi nada, hace suponer que los héroes no podrán vencer a tan maestras mentes criminales, pues mediante avance la trama se les proporcionará infinitos recursos, tanto artificiales como naturales (lo de la mina abandonada es demasiado...), para burlar a sus enemigos como quieran. Pocos giros hay que no nos imaginemos de antemano, pero aquellos que se saca Yost de la manga distan mucho de resultar agradables, como el muy tardío encuentro entre Hale y los militares (y es que nos pasamos demasiado rato corriendo por el desierto) o cuando Terry se pretende convertir en la heroína de la película a base de unas artimañas que no se cree nadie.
¿Qué queda de este guión donde la inverosimilitud campa a sus anchas, algunos diálogos dan vergüenza ajena y todos los personajes secundarios son idiotas congénitos (les dicen algo que no deben hacer y ellos, como niños tontos, lo hacen...) incluso después de muertos? Sencillamente un espectáculo frenético de persecuciones, explosiones, tiroteos por doquier, saltos, carreras, humor a destiempo y peleas a puñetazo limpio con un nivel justo de violencia, como mandan los cánones del cine de acción más comercial y hueco, y para rematar un clímax alucinante (y alucinatorio) a lomos de un tren en el que la adrenalina tiene más peso que la lógica.

Es decir, John Woo, como maestro veterano del género, no pierde su habilidad y pericia tras la cámara para hacernos disfrutar de una aventura tan entretenida como descerebrada, en la cual sin embargo no hallamos el espíritu de su cine más clásico y puro por ningún sitio. "Broken Arrow" se inclina hacia lo comercial, lo estereotipado y lo maniqueo, siendo a todos los efectos un film de acción genérico sin personalidad que podría haber realizado cualquier otro y no nos hubiésemos percatado (Stuart Baird, Wolfgang Petersen, Tony Scott, Andrew Davis, Simon West, Peter Hyams...la lista de hipótesis es inmensa).
Un simpático Christian Slater que se adapta rápido a la situación y un Travolta histriónico e inquietante que volverá a colaborar con Woo de mejor manera en la superior "Cara a Cara" encabezan un reparto en el que poco más se puede destacar a nivel interpretativo, salvo el siempre correcto Delroy Lindo; Bob Gunton está sin saber qué hacer o decir realmente, Samantha Mathis (exasperante pareja del héroe como pocas veces se ha visto) sólo tiene a favor su buen físico y uno sólo puede esperar del insípido y detestable Howie Long que se muera lo más rápido posible...

La suerte estuvo de parte de la Fox, pues "Broken Arrow" acabaría recaudando al final de su vida fílmica más del triple de su presupuesto. John Woo, por su parte, se vio acorralado una vez más por las presiones de los productores y ejecutivos, de ahí que exigiera para su siguiente obra una libertad creativa mayor.
Cine de aventuras, evasión, destrucción y descontrol para ver con los ojos sin usar el cerebro, pues si por un segundo se piensa en lo que se está viendo quizá deje de causar el mismo entusiasmo...
Chris Jiménez
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