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Voto de Chris Jiménez:
8
Terror. Fantástico Una familia americana de clase media se traslada a vivir a un idílico barrio, pero dentro de la casa empiezan a suceder cosas extrañas, fenómenos paranormales para los que no hay explicación posible. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poltergeist. Unión de los términos germanos "poltern", hacer mucho ruido, y "geist", espíritu o presencia fantasmal. Y también título de una de las memorables películas de terror que jamás se hayan realizado.
Todos hemos sentido un escalofrío recorriéndonos la espina dorsal cuando Carol Anne se giraba hacia la pantalla y con voz dulce pero traviesa anunciaba "ya están aquíii...".

Uno, y eso sí que es totalmente cierto, no puede imaginarse la década de los '80 sin "Poltergeist". Puede que hubiera infinidad de películas de miedo, pero en lo que a fantasmas se refiere, esta que nos ocupa, aparte de ser una de las más exitosas (recaudando, sólo en EE.UU., más de 70 millones de poco más de 10 millones invertidos), fue de las más influyentes. Y eso lo digo a sabiendas de que prefiero otros títulos del género como "Al Final de la Escalera" o "El Ente", los cuales, al igual que otros muchos, quedaron condenados al ostracismo por culpa de la obra de Hooper. Hay que rendirse ante lo evidente; la historia de su origen y preparación ya es bien conocida por los fans.
El todopoderoso Steven Spielberg ofreció a Tobe Hooper, que tras el éxito de "La Matanza de Texas" y la genial adaptación de "Salem's Lot" no veía muy claro su futuro como cineasta, un proyecto sobre unos alienígenas con mala uva que atormentaban a una familia; Hooper, más interesado en los fenómenos paranormales e influenciado por "La Mansión Encantada", trasladó una idea para un film de terror a Spielberg y a partir de ahí se desarrollaría un guión con inspiraciones de "En los Límites de la Realidad" escrito por este último, Mark Victor y Michael Grais. Las versiones sobre estos hechos varían según quien los cuente (Hooper o Spielberg y su compinche Frank Marshall...).

Norteamérica, años '80, años de Reagan. En un tranquilo y convencional barrio de una convencional urbanización, los Freeling empiezan un nuevo día; Steve trabaja como agente inmobiliario, Diane trabaja en casa (sí, estos roles eran aceptados por aquel entonces sin que nadie se quejara), y sus hijos son de lo más normales: Dana, la adolescente rebelde, Robbie, el chaval al que le chifla "Star Wars", y Carol, la niña sensible. Cinco miembros y un bonito perro, en resumen, la convencional familia norteamericana, feliz y unida. La mano de Steven Spielberg en la presentación de los personajes y su bucólico entorno es muy apreciable; tras ver a los vecinos discutir, a Steve con sus colegas gritando ante un partido de rugby y al matrimonio fumándose un porro mientras el marido lee un libro sobre Reagan (dura esa sátira), empiezan los problemas:
Unas sillas se mueven, unos cubiertos se doblan y un fantasma sale del televisor y se mete en la pared. El humor no ha desaparecido aunque sepamos que algo no va bien; el horror hará acto de presencia en forma de árbol que se cuela en la habitación y se lleva a Robbie y de armario viviente que secuestra a Carol "llevándosela" a otro plano de realidad (tomado esto del episodio "Little Girl Lost" de "Twilight Zone"), cuya fuerza vital la convertirá en guía de los muchos espíritus que vagan en eterno sufrimiento en ella. Tobe Hooper, violento y mordaz, deshace en pedazos la felicidad de la familia, que es invadida por espíritus demoníacos, y orquesta la pesadilla que está por venir.

Esa es una de las grandes bazas del film, el equilibrio perfecto que encuentran la moralina, la emoción, el humor y el aspecto visual de Steven Spielberg con la violencia, el terror y el suspense de Tobe Hooper...por eso "Poltergeist" es tan única. La atmósfera irá mutando conforme se suceden los acontecimientos y la familia es sacudida por la tragedia, con quienes hemos tenido tiempo para empatizar (de ahí que sintamos más su dolor y desasosiego); la ácida crítica a los EE.UU. ochenteros y, más aún, al infernal aparato de televisión (que confunde a los niños, les manipula y, finalmente, se los lleva a un lugar del que no pueden escapar) también es muy importante para comprender el contexto social e ideológico en el que se sitúa la película.
Fantasía y terror ayudan a equilibrar la trama; mientras en la primera hora asistimos a un espectáculo de luces, objetos que se mueven y luminosas apariciones, lo demás está marcado por el suspense y la incertidumbre, desde la horrible escena protagonizada por Marty hasta que aparece Tangina, donde se alcanzan momentos realmente impactantes y conmovedores. Quizá el último cuarto de hora, desenfreno total donde Hooper da rienda suelta a la pesadilla, demasiado grotesca y abrumadora en todos los sentidos, sea algo de lo más innecesario, pues la película no habría tenido un mal final sin él (una costumbre muy del cine americano).

En el plantel, todos los actores brindan interpretaciones muy sólidas y cada cual tiene su gran momento; maravilloso Craig T. Nelson, como JoBeth Williams, mientras que los tres niños están simplemente fantásticos, aunque la que se lleva toda nuestra atención es, cómo no, Heather O'Rourke. Memorables Beatrice Straight, Martin Casella y la impagable Zelda Rubinstein. Aparte de esto, hay que destacar la banda sonora de Jerry Goldsmith, la fotografía de Matthew Leonetti y el magnífico trabajo a los efectos especiales del mago Richard Edlund, que logra convertir "Poltergeist" en una trepidante aventura de fantasía sin precedentes...
A lo que no estaba acostumbrado Hooper, quien siempre navegó en los terrenos del bajo presupuesto; no obstante, ello ofrece al espectador una experiencia visual sin parangón. Las disputas legales entre Hooper y Spielberg y la maldición que acompañó a la película no hicieron sino aumentar su fama...pero todo esto no hacía falta, ya que, por méritos propios, figura como una de las obras de terror más grandes jamás realizadas.

Delicioso y entretenidísimo cuento de horror para toda la familia.
Ignoremos, pues, las consiguientes secuelas y el "remake" de Gil Kenan. Sólo James Wan recogería bien el testigo con su "Insidious".
Chris Jiménez
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