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Voto de Chris Jiménez:
10
Ciencia ficción. Drama Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
13 de febrero de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una fastuosa obra futurista que está considerada una de las mejores películas de ciencia-ficción y se cuenta entre las 10 mejores de la Historia del cine...razones no le faltan.

El expresionismo fue una corriente artística que afectó tanto a la pintura, a la música, a la literatura...como al cine. En este tipo de cine se distorsionaban los decorados, se usaban trucos, juegos de luces y sombras y se acentuaba el maquillaje de los actores. Estos films presentaban, en su mayoría, historias de corte fantástico o de terror.
Nacido del expresionismo sobresale el genio de Fritz Lang, quien llevó a la pantalla esta visión futurista que expresa, con símbolos y metáforas el problema de una civilización donde la máquina esclaviza al hombre, donde la tecnología domina, donde el lujo está arriba y los trabajadores sucios, torturados y vejados está abajo (un argumento que se exprimiría en incontables películas de ficción posteriormente).

El género principal, la ciencia-ficción, también se entremezcla con el drama, el suspense, una historia romántica; e introducido sutilmente, el género histórico; también hay algunos tintes de cine de catástrofes, pero, sobre todo, es una cinta de denuncia.
No hay que olvidar que, en tiempos en que el cine era como una atracción de feria, un mero divertimento para unos y un disparate para otros, muchos realizadores lo utilizaban como medio de expresión, de hecho comprendieron que se trataba de un instrumento excelente para ejercer presión sobre la opinión pública.
En esta ocasión se trataba del sufrimiento de las clases trabajadoras, del progreso en las fábricas, del crecimiento de las ciudades (y lo que ello conllevaba) y de la máquina, que aplastaba la moral del trabajador, llegando como en la película, a seguir la tendencia que inspiró el legendario calcetero Ned Ludd y destrozar, como él hizo, la máquina (el telar) donde trabajaba.

En general es una de esas obras capitales, donde destacan inmensos decorados, la participación de miles de extras, un increíble juego de luces y efectos, unos movimientos de cámara que la verdad creí que me resultaría impensable de ver en una película de aquella época y una puesta en escena soberbia; una epopeya futurista que hay que verse para comprender el nacimiento y el progreso de algo tan grande como es el 7.º Arte y para descubrir la obra más poderosa de uno de los grandes pilares del cine germánico, Fritz Lang.
Chris Jiménez
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